DICCIONARIO DE TÉRMINOS BÍBLICOS. LETRA P



Padre Dios

La consideración de Dios como padre "común, por lo demás, a las antiguas religiones orientales" adquiere ya en el AT caracteres singulares. En primer lugar, la paternidad de Dios se afirma en una perspectiva comunitaria: los hijos de Israel, en virtud de la elección-alianza, son también "hijos del Señor" [Éx4,22]; [Núm11,12]; [Dt14,1]; [Is1,2]; [Is30,1]; [Is30,9]; [Is45,11]; [Jer3,14]; [Os11,1-6]. El Señor es el Padre de Israel [Is63,16]; [Is64,7]; [Jer3,19]; [Mal1,6]; [Tob13,4]. No se trata, evidentemente, de una paternidad física, sino de una función de protección amorosa y de soberanía providencial que alcanza también a los individuos singulares del pueblo [Si23,1-4]; [Sap2,13-18]; ver [Sal27,10]; [Sal103,13]; [Pro3,12], entre los que destaca el rey [2Sam7,14-15]; [Sal2,7]; [Sal89,27-28] Pero será Jesús de Nazaret quien revele de forma definitiva toda la profundidad de la paternidad divina, tanto en su dimensión intratrinitaria: Dios es el Padre de nuestro Señor Jesucristo [Mt7,21]; [Mt11,27]; [Mt16,18]; [Mt1,11]; [Mt9,7]; [Lc2,49]; [Lc22,29]; [Jn1,14]; [Jn1,18]; [Jn5,19-47]; [Jn6,40]; [Jn8,54-55]; [Jn10,36-38]; [Jn11,41-42]; [Rom15,6]; [2Cor1,3]; [2Cor11,31]; [Ef1,3]; [1Pe1,3], como en relación con los hombres [Mt6,1-18]; [Mt6,25-34]; [Mt7,11]; [Lc6,36]; ver [Lc15,11-32]; [Rom8,14-17]; [Gál4,5-7]; [Ef1,5]; [1Jn3,1-2].

Padres

En sentido amplio, la Biblia entiende por "padres" los antepasados de un pueblo o de un clan familiar [Gén10,21]; [Gén28,13]; [Éx3,13-16]; [Dt1,11]; [Dt1,21]; [Dt26,5]; [2Re14,3]; [Mt23,30]; [Lc1,55]; [Lc6,23]; [Jn4,20]; [Jn6,31]; [He3,13]; [He7,2]; [He13,36]; [He15,10]; [Rom9,5]; [1Cor10,1]; [2Pe3,4]. En alguna ocasión se usa el vocablo padre en sentido figurado para designar una relación de cercanía entre dos cosas o personas [2Re6,21]; [Job29,16]; [Job38,28]; [Mt23,9]. En sentido estricto, padres son los que engendran físicamente a un hijo. El AT concede a los padres la máxima autoridad, y recaba para ellos el mayor honor y respeto dentro de la familia [Éx20,12]; [Éx21,17]; [Lev19,3]; [Dt5,16]; [Dt27,16]; [Pro19,26]; [Pro20,20]; [Pro23,22]; [Pro30,17]; [Si3,1-16]. Lo mismo hace el NT [Mt15,4]; [Mt19,19]; [Ef6,1-4]; [Col3,20-21]; [1Tim5,4], pero con una importante salvedad el reino de Dios Padre y de su Hijo Jesús prevalece ante cualquier paternidad humana [Mt10,37]; [Lc2,48-50]; [Lc9,59-60]; [Lc14,26]; [Lc18,29]

Palabra. Palabra de Dios

En el mundo al que pertenece la Biblia la "palabra" no es un simple medio de comunicación entre los hombres, no es el mero signo sensible representativo de una idea. Es algo más. Es un principio activo, dotado de eficacia, que participa del dinamismo de la persona que la pronuncia y en cierto modo subsiste por sí misma [Pro18,4]; [Dt32,1-2]. De ahí la eficacia que se atribuye a las bendiciones y maldiciones [Gén27,7-38]; [Dt27,1] - [Dt28,1]; [Jos6,26]; [1Re16,34]. De ahí el valor de la palabra pronunciada a la hora de enjuiciar la vida del hombre [Sal5,10]; [Sal10,7]; [Pro10,20-21]; [Si5,13-14]; [Si27,4-7] De ahí la importancia del buen o mal uso de la palabra [Pro12,6]; [Pro12,18]; [Pro15,23]; [Qo3,7]; [Si5,14]; [Si28,25]; [Sal39,2]; [Sal141,3]; [Sant1,19]; [Sant3,1-2]. En este marco religioso-cultural no debe extrañar que la palabra de Dios cobre un protagonismo singular. Es el medio privilegiado por el que Dios entra en comunicación con el hombre. En primer lugar, en cuanto palabra creadora, conservadora y salvadora, que hizo y sigue haciendo eficazmente lo que quiere [Gén1,3]; [Jdt16,14]; [Is40,8]; [Is40,26]; [Is44,26-28]; [Is48,12-15]; [Is55,10-11]; [Jer1,12]; [Lam3,37]; [Job37,6]; [Sal29]; [Sal33,6-9]; [Sal107,20]; [Sal107,25]; [Sal147,15-18]; [Sap9,1]; [Sap11,25]; [Sap16,26]; [Sap18,14-16]; [Si42,15]. En segundo lugar, en cuanto realidad reveladora del sentido de los acontecimientos y las cosas [Jos24,2-13]; [Éx3,13-15]; [Éx20,1]; [Is2,3-5]; [Os2,16]; [Am8,11-12], en cuanto ley y regla de vida [Éx20,1-17]; [Éx34,28]; [Dt4,13]; [Dt10,4]; [Dt5,6-22]; [Sal119,1] y en cuanto anuncio y promesa de un porvenir glorioso [Gén15,13-15]; [Éx3,7-10]; [Jos1,1-5]; [Is40,1] - [Is55,1]; [Jer31,31-34]. Como portadores privilegiados de su palabra, Dios escoge a unos hombres, los profetas, en cuya boca la palabra de Dios es como la espada y el fuego [Is49,2]; [Jer5,14]; [Jer23,29]; [Os6,5] y exige ser proclamada por encima de todos los riesgos [1Re19,9-11]; [Jer20,7-9] "ver [Jer15,16]"; [Am3,8]. El AT inicia un proceso de personificación de la palabra divina [Is55,11]; [Sal107,20]; [Sal147,5]; [Sap16,2]; [Sap18,14-16], proceso que culmina en el NT cuando Dios se nos revela en su Hijo Jesucristo como palabra substancial, que se hace hombre entre los hombres [Jn1,1-14]; [1Jn1,1-3]; [Ap1,2]; [Ap19,13] A partir de este hecho fundamental se entiende todavía mejor que la palabra de Dios en Cristo sea una realidad creadora [Heb1,3], reveladora de los misterios de Dios [Mt7,24]; [Mt13,19-23] par; [Jn2,22]; [Jn4,41]; [Jn5,24]; [Jn5,38]; [Jn8,37-38]; [Jn17,14-17], resucitadora y portadora de vida y salvación [Mc5,41]; [Lc7,14]; [Jn5,24-28]; [Jn6,63]; [Jn8,51]; [Jn11,43-44]; [1Tim4,5]; [Sant1,21], poderosa, penetrante y eficaz [1Tes2,13]; [2Tim2,9]; [Heb4,12]; [1Pe1,23]; [2Pe1,19]. Por tanto, nadie puede permanecer indiferente ante la palabra de Dios [Mt7,24-27]; [Mt13,18-23]; [Mc8,38]; [Lc6,46-49]; [Jn5,24]; [Jn10,19]; [Jn12,47-49]; [He13,46-48]; [1Cor15,1-2]; [Ef1,13]; [Col1,5-6]; [1Tes1,6]; [Sant1,21-25], llegando si es preciso hasta el martirio [Ap1,9]; [Ap6,9]; [Ap12,11]; [Ap20,4].

Parusía

Término técnico utilizado en el NT para designar la "venida" gloriosa de Jesús al término de la historia humana [Mt24,3]; [Mt24,27]; [Mt24,37]; [1Cor15,23]; [1Tes2,19]; [1Tes3,13]; [1Tes4,15]; [1Tes5,23]; [2Tes2,1]; [2Tes8,1]; [Sant5,7-8]; [2Pe1,16]; [2Pe3,4]; [2Pe3,12]; [1Jn2,28]. La primera comunidad no distinguió bien entre proximidad teológica y proximidad cronológica, por lo que durante algún tiempo esperó la parusía como algo inminente [Rom13,11-12]; [1Cor7,29-31]; [1Cor10,11]; [Flp3,20]; [Flp4,5]; [Heb10,37]; [1Pe4,7]; [1Jn2,18]; [Ap3,11]; [Ap22,20]. En [2Pe2,8-10] se da una explicación del retraso de la parusía.

Parábola

Narración más o menos extensa que, bajo el aspecto de una comparación, está destinada a ilustrar y profundizar el sentido de una enseñanza ético-religiosa. Cuando todos los detalles de la narración tienen un significado propio, la parábola se convierte en alegoría [Is5,1-6]; [Ez17,1]; [Jn10,1-16]; [Jn15,1-6]. En el AT son escasas las parábolas (ver [Jue9,8-15]; [2Sam12,1-4]; [2Sam14,5-7]; [2Re14,9]). En cambio, Jesús las utilizó ampliamente en relación con el reino de Dios, tanto para llamar la atención sobre su misteriosa profundidad [Mt13,10-16]; [Mc4,10-12] como para iluminar los múltiples aspectos del mismo [Mt13,1]; [Mt18,21-35]; [Mt20,1-16]; [Mt21,28-46]; [Mt22,1-14]; [Mt25,1-30]; [Lc8,16]; [Lc10,29-37]; [Lc15,1]; [Lc16,1-8]; [Lc16,19-31]; [Lc18,1-14].

Pascua

Es la fiesta más solemne de los judíos y de los cristianos. Tiene probablemente un origen prejudío y se celebraba en primavera ver [Éx3,18]; [Éx5,1-3], pero el pueblo israelita la incorporó a su historia para celebrar con ella la gran gesta de la liberación egipcia [Éx12,1] - [Éx14,1]. Con el tiempo se le unió la fiesta de los panes sin levadura, originariamente distinta [Éx12,15-20]; [Lev23,5-8]; [Núm28,16-25]; [Dt16,1-8]; [2Crón8,13]. Comenzaba la celebración de la pascua al atardecer del 14 del mes de abib, o de las espigas "llamado nisán después del destierro", y el rito central consistía en la comida del cordero pascual [Éx12,1-14]; [Núm9,1-14]; [Dt16,1-8]. Cada año, en cada pascua, el pueblo israelita actualizaba la liberación del éxodo; hubo, sin embargo, pascuas más solemnes [Núm9,1]; [Jos5,10-11]; [2Re23,21-23]; [2Crón30]; [Esd6,19-22]. Pero la liberación del éxodo es el tipo de la liberación definitiva realizada por Cristo en el misterio de su muerte y resurrección]; este misterio constituye, pues, la nueva y definitiva pascua [Jn13,1]; [Jn19,36]; [1Cor5,7-8]; [1Pe1,18-19], que los cristianos celebran como fiesta mayor de su calendario religioso.

Patriarcas

Con este vocablo se designa en primer lugar a los personajes bíblicos que van desde Adán hasta Abrahán [Gén5,3-32]; [Gén11,10-27]. Pero sobre todo se reserva el título para Abrahán, Isaac, Jacob y sus doce hijos en cuanto antepasados insignes del pueblo israelita [He7,8-9]; [Heb7,4]. Por extensión se aplica el título a David [He2,29] y a los cabeza de familia israelitas [1Crón24,31]; [2Crón19,8]; [2Crón26,12].

Patrón. Empresario

La Biblia subraya las relaciones de afecto y pacífica convivencia que deben existir entre amos y criados, entre patrones y trabajadores [Si7,20-21]; [Si33,31-33]; [Ef6,9]; [Col4,1]. En última instancia, todos son iguales ante el Señor [1Cor12,13]; [Gál3,28]; [Flm1,16]. Pero la Biblia destaca, por encima de todo, la justicia que debe presidir las relaciones laborales [Lev19,13]; [Dt15,12-15]; [Dt24,14-15]; [Jer22,13-16]; [Mal3,5]; [Sant5,1-4]. De Dios proviene todo poder y Dios vengará toda injusticia [Jue1,7]; [1Sam15,33]; [Job31,13-23]; [Sap6,3-53].

Paz

La palabra Hebrea "Shalom", que traducimos por "paz", es muy rica de contenido: significa, por supuesto, ausencia de guerra y vida tranquila [Jos9,15]; [Jos23,1]; [Jue3,11-30]; [Jue5,32]; [2Sam10,19]; [2Sam7,1]; [1Re5,4]; [Qo3,8]; [Lc14,32]; [Ap6,4], pero significa también bendición, gloria, riqueza, descanso, bienestar, salud física, esperanza de éxito, justicia, salvación; en una palabra, felicidad [Gén15,15]; [Gén26,29]; [Gén43,27]; [Núm62,22-27]; [Jos21,44]; [Jue8,9]; [1Sam1,17]; [2Sam18,28-29]; [1Re22,27-28]; [1Cor22,9]; [Is32,17-18]; [Is48,22]; [Is57,19]; [Jer6,14]; [Sal28,3]; [Sal34,15]; [Sal37,11]; [Sal37,37]; [Pro3,2]; [Pro12,20]; [Si45,24]; [Mt10,12-13]; [Mc5,34]; [Lc1,79]; [Lc2,14]; [Jn14,27]; [Jn16,33]; [Jn20,19-26]; [He9,31]; [He10,36]; [He15,13]; [Ef4,3]; [Ef6,15]. Aparecen especialmente unidos los conceptos de paz y justicia [Is32,17]; [Sal37,37]; [Sal71,3]; [Sal71,7]; [Sal85,11-14]; [Sal122,5-8]; [Mt5,9-10]; [Rom14,17]; [Heb12,11]; [Sant3,18]. La paz es don precioso de Dios [Lev26,6]; [Núm6,26]; [Jue6,24]; [1Re2,33]; [Is26,12]; [Is52,7]; [Jer29,11]; [Ez34,25]; [Sal29,11]; [Pro16,7]; [Rom1,7]; [1Cor1,3]; [1Cor14,33]; [2Cor13,11]; [Flp4,9]; [1Tes5,23]. De ahí que el futuro mesías, Jesucristo en definitiva, sea ante todo un portador de paz, e incluso se identifique con la paz [Is9,5-6]; [Zac9,9-10]; [Miq5,4]; [Rom5,1]; [Ef2,14-19]; [Col1,20], [2Tes3,16], que ya ahora se nos comunica por medio del Espíritu como anticipo de la paz definitiva [Rom8,6]; [Rom14,17]; [Gál5,22].

Pecado

Es la ruptura voluntaria de la comunión con Dios; la Biblia designa de múltiples maneras esta ruptura rebelión, iniquidad, injusticia, transgresión, desobediencia, culpa, ofensa, deuda, delito, etc. La Biblia se hace eco de una serie de pecados-tipo: el de la primera pareja humana [Gén3,3-17], el de Caín [Gén4,8-15], el de la generación del diluvio [Gén6,1-8], el de los constructores de la torre de Babel [Gén11,1-9], el de Israel durante su estancia en el Sinaí [Éx32,1-10]; [Éx32,30-35]; [Dt9,7-24]; [Núm11,1-10]; [Núm11,33], el pecado de idolatría cometido por Salomón y sus sucesores [1Re11,5-13]; [1Re12,28-33]; [1Re13,33-34]; [1Re14,21-24]; [2Re17,7-23]. El pecado, al que todos están sometidos [1Re8,46]; [Job14,4]; [Job15,14]; [Job25,4]; [Sal14,3]; [Sal51,7]; [Pro20,9]; [Qo7,20]; [Jn8,7]; [Rom3,9-18]; [1Jn1,8-10] y del que sólo Dios puede librarnos [Is1,18]; [Job9,29-30]; [Jer2,22]; [Sal51,9-12] acarrea al hombre desastrosas consecuencias: maldiciones, sujeción a los bajos instintos, enfermedades y sufrimientos de todo tipo, una muerte rodeada de angustias y, en última instancia, la exclusión del reino de Dios [Gén2,16]; [Gén3,7-19]; [Dt27,15-26]; [Dt28,16-68]; [Si40,1-10]; [Rom1,24]; [Rom2,12]; [Rom5,12-14]; [Gál5,19-21]; [Ef5,5]; [1Cor6,9-10]; [Col2,13]; [Sant1,15]; [Ap22,15]. Pero Jesús, que "se hizo pecado" por nosotros [2Cor5,21], nos ha liberado del pecado y de sus consecuencias [Mc2,5]; [Mc2,17] par; [Mt26,28]; [Lc15,4-10]; [Rom4,25]; [Rom6,6-14]; [Rom8,3]; [1Cor15,3]; [Gál1,4]; [Ef1,7]; [Col1,14]; [1Jn2,2].

Pena de muerte

Eran unos 35 los crímenes que la ley mosaica castigaba con la pena de muerte [Éx21,12ss]; [Éx22,17-18]; [Lev20,1]; [Dt13,6]; [Dt13,10]; [Dt21,22]; [Dt24,7]. De hecho, sólo en casos contados se aplicaba, y tenia como fin: a) poner a salvo la identidad socio-religiosa de la comunidad eliminando a los individuos perniciosos [Dt17,12]; b) escarmentar a los demás [Dt13,12]; c) alcanzar el perdón expiando un crimen [Núm35,31-33]. La forma más corriente de ejecutar la pena de muerte era la lapidación [Dt13,11]; [Dt22,21-24]; [Lev20,2]; [Núm15,34-36], pero también se mencionan la espada [Dt13,16] y la hoguera [Lev20,14]. El NT nada dice expresamente sobre la pena de muerte.

Pentecostés (ver Fiestas)

Fiesta que los israelitas celebraban cincuenta días después de la pascua y de la ofrenda de la primera gavilla [Lev23,15-16]. Fiesta de origen agrícola [Éx23,16]; [Éx34,22]; [Núm23,10]; [Dt16,9], fue ulteriormente teologizada para celebrar el hecho de la alianza y el don de la ley. Como fiesta cristiana celebra la efusión del Espíritu Santo sobre los apóstoles reunidos en el cenáculo, y el nacimiento de la Iglesia del NT [He2,14].

Perdón

El Dios bíblico no es un Dios inmisericorde y cruel, sino clemente y compasivo [Éx34,6-7]; [Sal86,15]. Por encima de cualquier infidelidad, cuando el hombre se arrepiente, Dios perdona [2Sam12,13]; [Neh9,17]; [Is55,6-9]; [Ez18,21-23]; [Ez33,11-20]; [Dan9,9]; [Os11,7-9]; [Jl2,13]; [Jon3,10]; [Jon4,2]; [Zac1,3]; [Sal32,5]; [Sal51,1]; [Sal78,38-39]; [Sal103,1-14]; [Sap11,23-26]. El AT vincula la concesión del perdón al reconocimiento y confesión de los pecados [2Crón7,14]; [Neh4,2-37]; [Jer18,7-11]; [Sal86,5], a la ofrenda de sacrificios y al ayuno [Lev5,1], [Núm15,22-28]; [2Sam12,13-16]; [1Re21,27-29], siempre que sean sinceros [Is58,3-10]; [Am5,21-25], y a la limosna [Dan4,24]; [Tob4,7-11]; [Tob12,8-9]. En Jesús de Nazaret se encarna el amor perdonador del Padre [Lc1,77]; [Lc4,19]; [Lc5,20-24]; [Lc7,41-50]; [Lc15,1]; [Lc19,9]; [Lc23,34], que debe hacerse presente en medio de la comunidad [Mt6,12-15]; [Mt18,21-35]; [Mc11,24-25]; [Lc17,3]; [2Cor2,7-10]; [Ef4,32]; [Col3,13], especialmente en los responsables de la misma [Mt18,18]; [Jn20,23].

Persecución

Experiencia dolorosa que Israel vivió como pueblo ante la oposición violenta de otros pueblos a su credo religioso [Éx1,8-14]; [Est3,1]; [Dan3,1-23]; [1Mac1,20-64]. Experiencia vivida también por numerosos personajes del pueblo israelita a causa de su fidelidad al Señor [1Sam19,1] - [1Sam24,1]; [1Re19,1]; [Jer11,18]; [Jer12,6]; [Am7,10-17]; [Sal3,1]; [Sal7,1]; [Sal13,1]; [Sal17,1]; [Sal22,1]; [Sal35,1]; [Sap2,10-20]; [Sap5,1-4]. Experiencia que Dios Padre no ahorró a su Hijo Jesucristo [Mt2,16-20]; [Mt16,21-22]; [Jn5,18]; [Jn7,1]; [Jn8,38]; [Jn8,40]; [Jn11,47-53] ni va a ahorrar a los cristianos [Mt10,16-25]; [Mt24,9]; [Mc10,30]; [Mc10,39]; [Lc21,12]; [Jn15,18-20]; [He5,17]; [He8,1-3]; [He9,1-5]; [He12,1]; [2Tim3,12]; [1Pe4,12-16].

Pobreza. Pobre

La Biblia conoce una pobreza consistente en la simple carencia de bienes materiales, situación que designa con diversos vocablos y que describe como algo que de suyo no acarrea más que inconvenientes [Pro10,15]; [Pro14,20]; [Pro19,4]; [Pro19,7]; [Si13,3]; [Si13,22]; [Si13,23]. Incluso en los primeros estadios de la revelación bíblica, este tipo de pobreza se considera como efecto y signo del pecado, como consecuencia de la maldición divina [Lev26,3-33]; [Dt28,17]; [Dt28,18]; [Dt28,38-42]; [Job4,7-9]; [Pro6,10-11]; [Pro13,18]; ver [Jn9,2]. Pronto, sin embargo, la pobreza material pasa a considerarse como algo de suyo moralmente neutro, preferible desde luego a otras actitudes [Pro19,1]; [Pro19,22]; [Pro28,6]; [Qo4,13], aunque ni pobreza extrema ni riqueza abundante es el ideal del sabio [Pro30,8-9]; ver [Tob5,18-19]. Pero es que, además, la pobreza es con frecuencia efecto de la injusticia y de la opresión de los poderosos [Job24,2-12]; [Job34,28]; y contra esto claman con fuerza los profetas [Is5,8]; [Is10,1-2]; [Jer22,13-17]; [Ez24,29]; [Am2,6-8]; [Am4,1-3]; [Am5,7-12]; [Am8,5-8]; [Miq2,2], apoyando lo que ya la ley prescribía en favor de los necesitados [Éx22,21-26]; [Dt15,1-15]; [Dt24,10-15]; [Dt26,12], y que los sabios recuerdan sin cesar [Pro14,21]; [Pro17,5]; [Pro19,17]; [Pro22,22-23]; [Pro23,10-11]. En esta misma línea de lucha contra la pobreza material en cuanto efecto de la injusticia, de la avaricia y de la prepotencia, se manifiesta también el NT [Mt6,19-21]; [Mt6,24]; [Mt19,23-26]; [Mt25,31-46]; [Lc3,10-14]; [Lc16,19-25]; [Lc19,6-10]; [Sant1,9-11]; [Sant1,27]; [Sant2,2-7]; [Sant2,14-16]; [Sant5,1-6]. Pero junto a esta pobreza material y social, mal que es preciso erradicar [Rom15,26]; [Gál2,10]; [2Cor8,1] - [2Cor9,1], la Biblia conoce también una dimensión más profunda de la pobreza en cuanto sinónimo de desprendimiento, de sencillez de corazón, de humildad, de mansedumbre, de aceptación dócil de la voluntad de Dios, de acogida amorosa y servicial al hermano. Es la dimensión positiva de la pobreza, cuyo valor religioso descubren los profetas y salmistas, y que florece en la espiritualidad de los pobres de Yavé [Is49,13]; [Is66,2]; [Jer20,13]; [Sof2,3]; [Sof3,12-13]; [Sal10,14]; [Sal10,17]; [Sal18,28]; [Sal37,11]; [Sal74,19]; [Sal149,4]. Es la dimensión que más destaca el NT, que incluye, por supuesto, la renuncia a los bienes terrenos, aunque no como elemento único y ni siquiera principal, y que tiene en Jesucristo y en la Virgen María los modelos supremos [Mt5,3-4]; [Mt6,25-34]; [Mt8,20-21]; [Mt9,9]; [Mt11,5]; [Mt11,25]; [Mt11,29]; [Mt18,1-4]; [Mt21,5]; [Mc9,35-37]; [Lc1,38]; [Lc1,45-48]; [Lc1,52]; [Lc2,7]; [Lc2,19]; [Lc4,18-21]; [Lc6,20]; [Lc7,22]; [Lc8,19-21]; [Lc9,46-48]; [Lc21,14]; [Jn13,12-15]; [2Cor6,10]; [2Cor8,9]; [Ap2,9].

Poder

Atributo esencial de la divinidad, que el AT reconoce al Señor dándole, entre otros, el título de "el fuerte de Israel" "o de "Jacob"" [Gén49,24]; [Is1,24]; [Is49,26]; [Sal132,2]. En el mismo sentido deben interpretarse los apelativos del Señor como "roca", "cuerno" o "escudo" de Israel [Gén15,1]; [1Sam2,1-2]; [2Sam22,2-3]; [2Sam22,31]; [Is30,29]; [Sal18,2-3]; [Sal71,3]; [Sal71,7]. El poder de Dios se manifiesta sobre todo en el hecho de la creación y en su dominio sobre ella [Gén1]; [Is40,26]; [Job38]; [Sal33,6]; [Sal46,9]; [Mt19,26]; [Rom1,20]; [2Cor9,8]; [Ap9,11]; [Ap7,12]; [Ap11,17-18]; [Ap12,10-11]. Jesucristo comparte en plenitud el poder de Dios [Mc2,5-12]; [Mc4,39-41]; [Mt12,22-28]; [Mt28,18] y lo comunica a sus discípulos [Mc16,17]; [Lc9,1]; [Lc10,19]; [1Tes1,5].

Poligamia (ver Matrimonio)

Politeísmo (ver Idolatría)

Primicias

Primeros frutos ofrecidos a la divinidad. Esta ofrenda debió realizarse en un principio libremente y sin ritual preciso [Gén4,3-4], pero poco a poco fue reglamentándose como un acto importante de la vida religiosa [Éx22,28-29]; [Éx23,19]; [Éx34,22]; [Lev22,10]; [Lev22,17]; [Lev22,20]; [Núm15,20]; [Dt18,4]; [Dt26,1-10]; [2Re4,42]; [Tob1,6]; [Neh10,36]; [1Mac3,49]; [Ez44,30]; [Pro3,9]; [Si7,31]; [Si35,7]. Ya el AT conoce un empleo figurado del término [Jer2,3]; [Pro8,22], que en el NT hace más insistente, aplicado a Cristo [1Cor15,20]; [1Cor15,23], al Espíritu [Rom8,23] y a los cristianos [Rom16,5]; [1Cor16,15]; [Sant1,18]; [Ap14,4].

Primogénito

El primer nacido, tanto de los hombres como de los animales, si es macho, tiene en el mundo socioreligioso de la Biblia un estatuto especial. Socialmente, al primer varón nacido en el seno de una familia le asisten unos derechos especiales [Gén25,31]; [Gén27,19-40] "ver [Heb12,16]"; [Dt21,17]. Religiosamente, unos y otros han de ser ofrecidos al Señor como aplicación particular de la ley de las primicias, pero también como recuerdo del día en que el Señor liberó de la muerte a los primogénitos israelitas [Éx13,2]; [Éx13,12-16]; [Éx34,19]; [Núm8,17]; [Dt15,19]. Los primogénitos de los animales debían ser sacrificados al Señor [Núm18,17]; [Dt15,19-20] o sustituidos o destruidos, si se trataba de animales defectuosos o impuros [Éx13,13]; [Éx34,20]; [Núm18,15]; [Dt15,21-22]. Los primogénitos varones son también consagrados a Dios [Éx13,2], pero rescatados mediante una ofrenda sustitutoria [Éx13,13]; [Éx34,20]; [Núm3,12-13]; [Núm3,40-51]; [Núm8,16-18]; [Núm18,15]; ver [Lev27,1-8]; [Lev27,26-27]. Jesús, como primogénito de María "sin que ello suponga en manera alguna que María tuviera más hijos", se somete a estas prescripciones legales [Lc2,22-24]. El autor de (Hebreos llama a Jesucristo "Hijo primogénito" de Dios [Heb1,6], y otros pasajes del NT emplean el término en sentido figurado referido ya a Cristo [Col1,15]; [Col1,18]; [Ap1,5], ya a los cristianos [Heb12,23])

Profanar. Profanación

Consiste en desacralizar lo santo; en aplicar indiscriminadamente a cualquier uso lo que está consagrado al Señor y a su culto [Éx31,13-14]; [Ez20,39]; [Ez36,20-23]; [1Mac1,11-64]; [1Mac2,12]; [1Mac4,36-45]; ver [Dan5,2-3]; [Dan5,23]. En este sentido, Dios mismo "profana" a su pueblo cuando ya no lo considera como suyo [Is47,6], el padre "profana" a su hija "que debe ser para él algo sagrado" cuando la dedica a la prostitución [Lev19,29], y el rey Josías "profana" "desacralizándolos" los lugares de culto idolátrico [2Re23,10]; [2Re23,13]. El NT, al suprimir los conceptos rituales de puro e impuro, al interiorizar la religión [Mc7,14-23] y al considerar toda la creación como buena y santa [1Tim4,4], utiliza los conceptos de profanar y profanación como simples sinónimos de algo moralmente malo [1Tim1,9]; [1Tim4,7]; [1Tim6,20]; [2Tim2,16].

Profeta. Profetismo

El profeta bíblico no es un simple adivino o vaticinador del futuro, aunque sus palabras se refieran con frecuencia a lo que está por suceder. Es fundamentalmente el confidente, el mensajero, el portavoz de Dios, como Aarón es portavoz de Moisés [Éx4,10-16]; [Éx7,1]. En este sentido, Abrahán [Gén20,7] y Moisés [Núm11,17-25]; [Núm12,6-8]; [Dt18,15], como grandes confidentes de Dios y partícipes de su Espíritu, reciben el título de profeta. El profeta, a diferencia de reyes y sacerdotes recibe la llamada y la misión directamente de Dios [Is6,1-10]; [Jer1,4-10]; [Ez1,1] - [Ez2,1]; [Am7,14-15]; [Lc1,11-17], aunque a veces actúen otros profetas como intermediarios [Núm27,15-23]; [1Re19,16]. La Biblia conoce profetas de acción: Débora [Jue4,4], Samuel [1Sam3,19-20], Natán [2Sam7,1-4]; [2Sam12,1-15], Gad [2Sam24,11-19], Ajías [1Re11,29-38], Elías [1Re17,1] - [1Re22,1], Eliseo [2Re2-13], etcétera; y conoce también los llamados profetas escritores Isaías, Jeremías, Ezequiel, Oseas, Amós, etc., que han dejado testimonio escrito de su mensaje, bien directamente, bien a través de sus discípulos (ver [Is8,16]; [Jer36,1]). En todo caso, la misión del profeta es iluminar y orientar en nombre de Dios la vida y la historia del pueblo israelita denunciando todo cuanto suponga ruptura de la alianza. Por eso, cuando falta esta palabra iluminadora del profeta, el pueblo se siente huérfano de Dios [1Sam3,1]. Pero hay también falsos profetas, que pretenden hablar en nombre de dioses inexistentes [1Re18,19] o tratan de medrar a costa de adular al rey y de anunciar al pueblo éxitos falaces [1Re22,11-13]; [Jer14,14-16]; [Jer23,9-40]; [Lam2,14]; [Lam4,13]; [Ez13,1-23]; [Miq3,5-8]. Jesucristo rodea su nacimiento y aparición en público de un ambiente profético: Juan el Bautista [Mt11,7-14]; [Mt14,5]; [Mt21,26]; [Lc1,76], Isabel [Lc1,41-45], Simeón y Ana [Lc2,25-38]; reivindica para sí, aunque de manera indirecta, la condición de profeta [Mt13,57]; [Lc13,33]; [Jn6,14]; [Jn7,40]; ver [He3,22-23]; [He7,37] y hace partícipe a la Iglesia de su propio espíritu profético [He2,16-18]; [1Cor11,4]; [1Cor2,28-29]; [Ef2,20]; [Ef4,11]

Prójimo

Designa al que está cerca, con una cercanía no de sangre, sino de amistad, compañerismo, nacionalidad, convivencia o simple vecindad [Éx20,16-17]; [Lev19,13]; [Lev19,16]; [Lev19,18]; [Dt5,21]; [Miq2,2]; [2Sam13,3]; [Job2,11]; [Job30,29]; [Pro3,29]; [Pro14,20]; [Pro25,17]. En Israel, prójimo es el compatriota o, a lo sumo, el extranjero residente [Éx22,20]; [Lev19,33-34]; [Dt10,18-19]; [Sal146,9], y de éstos hay que preocuparse ver sin embargo, [Éx23,4-5]; [Jer15,11]; [Pro25,21]. El NT, que reafirma el precepto de amar al prójimo [Mt22,36-40]; [Rom13,8-10], alarga el concepto de prójimo a todos los hombres, aunque sean desconocidos o incluso enemigos [Mt5,44-48]; [Lc10,25-37]; [Gál6,10].

Promesa (ver Mesianismo)

Constituye el hilo conductor de toda la historia de la salvación, historia que se tensa como un arco entre promesa y cumplimiento. El AT no dispone de un vocablo especial para expresar el concepto de promesa; lo hacen con los de bendición, palabra, alianza, juramento. Arranca de [Gén3,15]; toma impulso con Abrahán, Isaac y Jacob [Gén12,1-3]; [Gén12,7]; [Gén13,15-17]; [Gén15,18]; [Gén26,3]; [Gén28,13-15]; se continúa con Moisés [Éx3,8]; [Éx6,8]; [Dt11,10-17], con David [2Sam7,8-16], con los múltiples y variados oráculos mesiánicos [Is7,14]; [Is9,5]; [Is11,1-9]; [Jer31,23-34]; [Jer33,14-16]; [Ez36,23-30]; [Miq5,1-5]; [Zac6,12-13], hasta que en Jesucristo se hacen realidad todas las promesas veterotestamentarias [Lc1,55]; [Lc1,68-75]; [Lc2,29-32]; [Lc4,21]; [Rom4,13-25]; [Rom9,4-9]; [Rom15,8]; [2Cor1,20]; [Gál3,13-22]; [Heb6,12-18]; [2Pe3,4]; [1Jn2,25].

Prostitución (ver Lujuria y Adulterio) 

La Biblia conoce desde antiguo el hecho de la prostitución [Gén38,14-18]; [Jos22,1]; [Jos6,22]; [Os1,2]; [Os3,3]; [Lc7,37]; [Lc15,30]; [Mt21,31-32]; [1Cor6,15-16] y, en conjunto lo valora negativamente [Lev19,29]; [Lev21,7]; [Dt22,21], aunque no tanto como pecado sexual cuanto como lacra social que favorece la infidelidad. De ahí que la prostitución   "lo mismo que el adulterio" viene a ser el mejor símbolo de la idolatría en cuanto infidelidad a Dios [Núm15,39]; [Jer3,1]; [Jer3,6-13]; [Ez16,1]; [Ez23,1]; [Os2,4-7]; [Os4,12-15]; [Os5,4]; [Ap17,1-2]; [Ap17,5]; [Ap17,15-16]; [Ap18,3]; [Ap19,2].

Pueblo de Dios

La nación israelita, en cuanto portadora de una promesa de salvación para toda la raza humana, es en la Biblia el pueblo de Dios por antonomasia [Éx6,7]; [Lev26,12]; [Dt26,17-18]; [Dt29,12]; [2Sam7,24]; [Jer7,23]; [Ez11,20]. Un pueblo a quien Dios elige [Dt7,6-7]; [Is41,8] y llama [Is48,2], y con quien establece una alianza inquebrantable [Éx24,7-8]; [Jer31,35-37]; ver [Heb9,19-20], no por su fuerza o sus méritos [Dt7,7]; [Dt8,17]; [Dt9,4], sino únicamente por amor [Dt7,8]; [Os11,1]. Un pueblo con una dimensión esencialmente religiosa [Éx19,6] y una indeclinable vocación de universalidad [Gén12,2]; [Is42,1-7]; [Is43,10-12]; [Is49,6]; [Is55,4-5]; [Jer4,1-2]. Un pueblo que, precisamente a causa de sus repetidas infidelidades a la alianza [Dt4,27]; [Is1,10]; [Is10,22]; [Jer7,10-12]; [Os1,9]; [Os13,7-11]; ver [Rom9,25-29], anuncia y deja paso al pueblo de la nueva alianza compuesto "novedad sorprendente y revolucionaria" por judíos y "gentiles" [He15,14], nuevo pueblo de Dios, es decir, la Iglesia de Jesucristo, que hereda los títulos, atributos y funciones del pueblo de Dios del AT [Rom9,6-8]; [Gál3,29]; [Gál6,16]; [Tit2,14]; [1Pe2,9]; [Ap18,4]; [Ap21,3].

Pureza. Purificación. Puro

Estos vocablos tienen en la Biblia un doble sentido: a) cultual o legal, en cuanto es preciso evitar el contacto con determinadas cosas o personas para poder participar en el culto o en la misma vida ordinaria de la comunidad. Cuando alguien ha incurrido en impureza legal, debe purificarse mediante una serie de ritos instituidos para cada caso [Lev11,1]; [Lev17,1]; [Núm19,1]; [Dt14,1-21]; [1Sam21,5-6]; [Is52,11]; ver [Lc2,22]; [Mc7,2-6]; [Jn2,6]; [Jn18,28]; b) un sentido moral, que consiste en la limpieza interior, es decir, en la ausencia de pecado. Profetas y salmistas proclaman que lo importante es tener un corazón nuevo y una conciencia limpia [Is1,15-18]; [Ez36,25-33]; [Os6,6]; [Sal18,21-25]; [Sal24,4]; [Sal51,12]; [Sal73,1]. Jesús lo confirma plenamente [Mt5,8]; [Mt15,1-20]; [Jn12,10]; [Jn15,3]; ver [1Tim1,5].

Recompensa: (ver Retribución)

Es la dimensión positiva de la retribución. El Dios de la Biblia es un Dios justo, que recompensará toda acción buena. Recompensará, sobre todo, la fidelidad a la alianza y a la ley; y aun cuando en los primeros estratos de la revelación bíblica la recompensa se cifra en bienes materiales y terrenos [Dt11,13-15]; [Dt28,1-14], pronto se va atisbando una recompensa de rango superior, que se centra en Dios mismo [Gén15,1]; [Gén17,19]; [Éx6,7]; [2Sam7,14] y en una irrompible comunión de vida con él [Sal16,10-11]; [Sal73,23-28]; [Dan12,2-3]; [2Mac7,9]: [2Mac7,14]; [2Mac7,36-37]; [Bar3,1-9]. El NT rubrica esta dimensión ultraterrena de la recompensa con las expresiones "vida eterna" [Mt25,46]; [Mc10,17]; [Jn3,36]; [Jn5,24]; [Jn6,47]; [Jn6,53-54]; [1Jn3,14]; [1Jn5,11-13], "visión de Dios" [1Cor13,12]; [1Jn3,2] y "estar con Cristo, el Señor" [Lc23,42-43]; [Jn14,3]; [Jn17,24]; [2Cor5,8]; [Flp1,23]; [1Tes4,17]; [Ap3,20].