Obediencia
Es la escucha atenta de la palabra de Dios y el acatamiento de su voluntad [Gén26,5]; [Éx4,1]; [Éx5,2]; [Dt4,30]; [Dt15,5]; [Dt26,17]; [Jos24,24]. Jesucristo es el mejor ejemplo de esta escucha y este acatamiento [Mt14,36]; [Jn4,34]; [Jn5,30]; [Jn5,36]; [Jn6,38]; [Jn8,55]; [Rom5,19]; [Flp2,8]; [Heb5,8]; [Heb10,9-10]. Los cristianos deben imitar esta actitud de Cristo "y de María [Lc1,38]" en lo que se refiere a los planes de Dios [Rom1,5]; [Rom10,16]; [Rom16,26]; [2Cor10,5]; ver [Dt17,14]; [Dt18,22], sin olvidar que, mantenida en sus justos límites, la obediencia es también un valor importante en las relaciones familiares y sociales [Dt21,18]; [Pro30,17]; [Rom13,1-2]; [Ef5,22]; [Ef6,1].
Obras
La revelación bíblica habla de las obras de Dios y de las obras del hombre. Las obras de Dios ""maravillas de Dios", como las llama el salmista [Sal77,12-15]" se hacen presentes en la creación del mundo [Gén14,19]; [Is40,12-26]; [Job36,22-39]; [Job36,30]; [Sal8,1]; [Sal19,1]; [Sal145,1] y en la historia de la salvación [Dt3,24]; [Dt11,2-7]; [Jos24,31]; [Is5,12]; [Is22,11]; [Is41,4]; [Is45,1-6]; [Sal28,5]; [Sal66,3-6]. Pero la obra maestra de Dios es Jesucristo, a través del cual el Padre realiza toda su acción recreadora y salvadora [Jn5,17]; [Jn5,20]; [Jn5,36]; [Jn7,3]; [Jn9,4]; [Jn10,32-38]; [Jn15,24]; [Jn17,4]. Las obras del hombre, por su parte, tienen como fin Colaborar a que la obra de Dios, tanto creadora como salvadora, alcance su perfección [Gén1,28]; [1Cor3,9]; [Col4,11]; [1Tes3,2]. Por lo mismo, también aquí la obra por excelencia del hombre consiste en "creer en Dios y en su enviado Jesucristo" [Jn6,28-29]. Expresión necesaria de esta fe vivificada por el amor [Gál5,6], que es don de Dios [Ef2,8-10], al que el NT vincula la salvación [Rom3,22]; [Rom3,28]; [Gál3,16], son todas las demás obras buenas con las que el cristiano debe Colaborar al plan salvador de Dios [Mt25,1-46]; [Gál5,22-23]; [Ef2,10]; [1Tes1,3]; [Sant2,14-26]; [Ap14,13].
Obrero (ver Trabajo. Trabajador)
Oración
La Biblia entera, en cuanto historia de salvación, está traspasada por esta intercomunicación entre Dios y el hombre que llamamos "oración". En el AT, Abrahán y Moisés interceden por los suyos [Gén18,22-32]; [Éx32,11-14]; Moisés, Ana, David, Tobías y Judit alaban y dan gracias a Dios [Éx15,1-18]; [2Sam2,1-10]; [2Sam22,1]; [Tob13,1]; [Jdt16,2-21] David y Salomón alaban, interceden y suplican [2Sam7,18-29]; [1Re8,22-53]; Jeremías, Daniel, Ester, Esdras y Nehemías reconocen los pecados propios y del pueblo solicitando el perdón de Dios [Jer14,7-9]; [Jer14,19-22]; [Dan9,4-19]; [Est4,17]; [Esd9,6-15]; [Neh1,5-11]; [Ezequias, Josafat, Jonás, Sara, Judit, Judas Macabeo piden ayuda y protección [2Re20,3]; [2Crón8,6-12]; [Tob3,11-15]; [Jdt9,1-14]; [2Mac15,22-24] El libro entero de los Salmos es una magnifica antologia de toda clase de oraciones, públicas y privadas, recitadas y cantadas. En el NT Jesucristo es modelo de oración [Mt11,25-26]; [Mt26,36-42]; [Mc8,6]; [Lc3,21]; [Lc5,16]; [Lc6,12]; [Lc9,18]; [Lc9,28]; [Lc11,1]; [Lc22,32]; [Lc23,34]; [Lc23,46]; [Jn11,41]; [Jn17,1-26] e invita a los suyos a una oración continua perseverante, humilde, agradecida y confiada [Mt6,5-13]; [Mt7,7-11]; [Mt9,38]; [Mt17,21]; [Mt18,19]; [Mt26,41]; [Mc11,24]; [Lc11,5-13]; [Lc17,16-18]; [Lc18,1-14]; [Jn4,23-24]. La oración preside todos los momentos importantes de la primera comunidad cristiana [He1,14]; [He1,24-25]; [He4,24-31]; [He6,4-6]; [He8,15]; [He9,40]; [He10,9]; [He12,5]; [He13,3]; [He14,23]; [He20,36]; [He21,5], y san Pablo sobre todo hace de ella uno de los pilares insustituibles de la vida cristiana [Rom1,10]; [Rom15,30-31]; [1Cor1,4]; [2Cor9,11-15]; [2Cor12,8]; [Ef6,18]; [Flp1,3]; [Flp4,6]; [Col1,9]; [Col4,12]; [1Tes3,10]; [1Tes5,17]; [1Tim2,1-3]; [Flm4,22].
Oráculo
Palabra que Dios dirige a los hombres, bien directamente, bien a través de intermediarios. Originariamente es posible que tenga el sentido de respuesta a una consulta que se hace a la divinidad [Gén25,22-23]; [Éx18,15]; [Éx33,7]; [2Sam7,1-7]; [1Re22,5-9], sobre todo a través de los sacerdotes [Éx28,30]; [Jue18,4-6]; [Jue20,23-28]. Frecuentemente, sin embargo, es Dios mismo quien toma la iniciativa, ya sea mediante visiones o sueños [Núm12,6]; [1Sam3,1-14]; [1Re19,1]; [Is6,1]; [Jer1,11-13]; [Ez1,1]; [Ez3,1]; [Ez37,1-10]; [Dan7,1]; [Dan10,1]; [Mt1,20-21]; [Mt2,13]; [Mt2,19-20]; [Ap1,2], ya mediante la palabra de los profetas, que suelen introducir sistemáticamente muchos de sus mensajes con la expresión "oráculo del Señor" [Is1,24]; [Is13,1]; [Is14,22]; [Is15,1]; [Is17,1]; [Jer2,3]; [Jer2,9]; [Jer2,12]; [Jer2,19]; [Jer2,22]; [Jer2,29]