Sábado
Día de fiesta semanal, probablemente de origen premosaico, pero al que la legislación israelita vincula una fuerte motivación religiosa como signo de la alianza entre Dios y el pueblo [Éx20,8-11]; [Éx23,12]; [Éx31,13-16]; [Éx34,21]; [Dt5,12-15]; [Ez20,12]; ver [Gén2,2-3]. El descanso sabático era algo absolutamente sagrado y estaba minuciosamente reglamentado [Éx16,22-30]; [Éx31,13-16]; [Éx35,2-3]; [Lev23,3]; [Núm15,32-36]; [Núm28,9-10]; [Neh13,15-22], su observancia condicionaba la realización de las promesas escatológicas [Is58,13-14]; [Jer17,19-27]. Jesús no deroga expresamente la ley del sábado, pero rechaza el formalismo de quienes la habían llevado a una rigidez inhumana [Mt12,5]; [Mc2,27]; [Lc13,10-16], y se considera a sí mismo señor del sábado [Mc2,28].
Sabiduría
En cuanto atributo excelso de Dios, que ha presidido y guiado la obra de la creación [Jer10,12]; [Jer51,15]; [Sal104,24]; [Sal136,5]; [Pro3,19]; [Pro8,27-30]; [Sap7,21], [Sap8,5-6]; [Sap9,2], es ampliamente cantada por los autores del AT, que incluso llegan a personificarla [Bar3,9-4]; [Bar4,1]; [Job28,1-28]; [Pro1,20]; [Pro8,31]; [Pro9,1-6], [Pro14,1]; [Bar7,22-30]; [Bar9,4]; [Si24,1]. Dios, por su parte, comunica a los hombres la sabiduría como un don singular y precioso [1Re3,9-12], [1Re3,28] "ver [2Crón1,10-12]"; [Esd5,25]; [Dan2,20-21]; [Pro2,4]; [Qo2,26]; [Si1,1-10]; [Si14,20-27]; [Si15,1-10]. Al hombre corresponde desearla y acogerla [Pro8,17]; [Bar6,12-21]; [Si6,18-37], [Si51,13], huyendo de la falsa sabiduría [Is5,21]; [Jer8,8-9]; [Job5,13]; [Pro3,7]; [Qo2,1]. Llegada la plenitud de los tiempos, la sabiduría de Dios se hace presente de manera desconcertante y misteriosa en Jesucristo, piedra de toque para distinguir la verdadera de la falsa sabiduría [Mt7,24-27]; [Mt11,25]; [1Cor1,18]; [1Cor2,8]; [1Cor3,18-20]; [2Cor1,12]; [Sant3,13-17].
Sacerdote
La Biblia se hace eco de dos tipos de sacerdocio: a) El sacerdocio ministerial, que en el pueblo israelita era ejercido por los miembros de la tribu de Leví, con la familia de Aarón a la cabeza [Éx28,1] - [Éx29,1]; [Éx32,25-29]; [Núm25,10-13]; [Dt33,8-11]; [1Re1,7-8]; [1Re1,25-26]; [2Re23,9]; [Ez44,15-31]. A estos sacerdotes ministeriales correspondía custodiar el arca de la alianza [1Sam2,12-17], ofrecer sacrificios [Lev2,2-10]; [Núm18,1-19]; [Si50,5-21], recordar a los israelitas la ley y demás beneficios divinos [Dt27,9]; [Dt33,10], [Neh8,10]. No siempre fueron fieles a su misión [Is28,7]; [Jer2,8]; [Os4,4-11]; [Jer5,1], por lo que los profetas anuncian un nuevo sacerdocio [Jer33,18]; [Zac3,6-10]; [Mal3,14]; [Sal110,4], que tendrá pleno cumplimiento en Jesucristo [Heb5,1] - [Heb10,1] y en los sacerdotes de la nueva alianza [Lc22,19-20]; [1Cor11,24-25]. b) El sacerdocio común, que afecta a todos los miembros del pueblo de Dios y del que el sacerdocio familiar es una especie de tipo [Gén12,7-8]; [Gén13,18]; [Gén16,25]. Ya el AT proclama esta condición sacerdotal de todo el pueblo [Éx19,6]; [Is61,6], y el NT la confirma [1Pe2,5]; [1Pe2,9]; [Ap1,6]; [Ap5,10]; [Ap20,5]; ver [Rom12,1]; [Heb12,28].
Sacrificio
En cuanto elemento privilegiado del culto externo a la divinidad, también en la religión bíblica, ya desde los mismos orígenes [Gén4,3-5]; [Gén18,20]; [Gén22,1-14]; [Éx5,3], ocupa el sacrificio un puesto de primera fila. La legislación israelita reglamentaba minuciosamente las distintas clases de sacrificios [Éx29,38-42]; [Lev1,1] - [Lev7,1]; [Lev9,1]; [Lev10,16-20]; [Lev14,12]; [Lev22,18-30]; [Núm8,8]; [Núm15,1]; [Núm28,1] - [Núm29,1]. Pronto los profetas llamaron la atención sobre la necesidad de interiorizar el sacrificio profundizando en su verdadero significado [Is1,11]; [Jer6,20]; [Am5,22]; [Si35,1-6]. Pero los sacrificios del AT eran simplemente prefigurativos [Heb10,1] del único y definitivo sacrificio con el que Jesucristo se ofrece al Padre [Mt20,28]; [Mt26,28]; [Mc10,45]; [Jn1,29]; [Jn3,14-17]; [Jn13,1]; [Jn19,31-37]; [Rom5,6-8] de una vez por todas con una eficacia absoluta y eterna [Heb7,27-28]; [Heb9,12-15]; [He9,26-28]; [He10,5-18]; [1Pe1,18-19]; [Ap5,9]. En adelante, todo sacrificio "externo o interno" será repetición y continuación del de Cristo [1Cor11,24-25]; [Rom12,1]; [Flp4,18]; [Heb13,15-16]; [1Pe2,5].
Salvación
(ver Liberación) Acción por la que Dios libera a su pueblo en particular, y en general a todos los hombres, de una situación calamitosa, que puede ser material o espiritual, temporal o escatológica. El Dios de la Biblia es un Dios esencialmente salvador [Éx14,13]; [Jue2,16]; [Jue2,18]; [Jue6,14-16]; [Jue13,3-5]; [1Sam7,8]; [1Sam11,13]; [2Sam3,18]; [2Re19,34]; [Is33,22]; [Is35,4]; [Is43,3]; [Is45,15]; [Is45,21-22]; [Is60,16]; [Is62,11]; [Jer17,14]; [Jer23,6]; [Jer31,7]; [Ez34,22]; [Dan3,21-24]; [Dan13,60]; [Sof3,17]; [Sal22,6]; [Sal27,1]; [Sal35,3]; [Sal51,16]; [Sal62,7]; [Sal107,13]; [Sal107,19]; [Sal107,28]...; [Si51,1]; [Si51,11]. Con la nueva alianza Dios sigue siendo el salvador de los hombres [Lc1,47]; [1Tim1,1]; [1Tim2,3-4]; [1Tim4,10]; [2Tim1,9]; [Tit1,3]; [Tit2,10]; [Tit3,4]; [Jds1,25], pero ahora la salvación de Dios ha tomado cuerpo humano en Jesucristo, el Salvador [Mt1,21], [Lc2,11]; [Jn3,17]; [Jn4,42]; [Jn12,47]; [He4,12]; [He5,31]; [He13,23]; [Rom3,24]; [Ef5,23]; [Tit2,13]; [Tit3,6]; [2Pe1,11]; [2Pe2,20].
Sangre
En la cultura semita se consideraba la sangre el asiento de la vida [Gén9,4]; [Lev17,11]; [Lev17,14]; [Dt12,23]. De ahí el especial valor que se le concedía en la vida religiosa y cultual [Éx24,8]; [Éx29,20-21]; [Éx30,10]; [Lev1,5]; [Lev1,11]; [Lev16,14]; [Ez43,30]; [Zac9,11]; [Heb9,7]; [Heb9,18-22]. De ahí la prohibición de alimentarse de sangre [Gén9,4]; [Lev7,26]; [Lev17,13]; [Dt12,16]; [Dt15,13]; [1Sam14,32-33]; [He15,10-29] y sobre todo de derramar injustamente sangre humana [Gén4,10]; [Gén9,5-6]; [2Sam21,1]; [Ez35,6]; [Ap16,6]. De ahí,finalmente, el valor redentor que se atribuye a la sangre derramada por Cristo [Mt26,28]; [Mt27,4]; [Mt27,24-25]; [Lc22,20]; [Jn19,34]; [He20,28]; [Rom5,9]; [Ef1,7]; [Ef2,13]; [Col1,20]; [Heb9,14]; [1Pe1,19].
Santidad. Santo
Con estas palabras designa la Biblia ante todo el misterio del ser divino inaccesible e insondable: Dios mismo, en cuanto infinitamente perfecto, distinto de las criaturas, elevado por encima de ellas y a cubierto de toda impureza humana [Lev11,44-45]; [Lev19,2]; [Lev20,26]; [Jos24,19]; [Is6,3]; [Jer3,12]; [Os11,9]. El apelativo "santo" es, pues, de suyo privilegio exclusivo de Dios [Is12,6]; [Is30,11]; [Is40,25]; [Is41,14-16]...; [Job6,10]; [Sal71,22]; [Jn17,11]. Pero como Dios es un misterio que se comunica, las personas y cosas que participan del ser divino, en la medida que lo participan y pertenecen a Dios, son y pueden llamarse santas. En primer lugar, son santos por excelencia Jesucristo y el Espíritu [Mc1,24]; [Lc1,15]; [Lc1,35]; [Lc1,40]; [Lc2,27]; [Lc4,14]; [Lc4,34]; [Jn6,69]; [He2,4]; [He2,33]; [He2,38]; [He3,14]; [Rom5,5]; [1Jn2,20]; [Ap3,7]; es santo el pueblo elegido del AT [Éx19,6]; [Éx33,16]; [Dt7,6]; [Dt29,19]; [Is61,6]; son santos los sacerdotes y profetas [Lev21,6]; [Lc1,70]; [He3,21]; [1Pe2,5]; son santos los miembros del nuevo pueblo de Dios [He9,13]; [Rom1,7]; [Rom15,26]; [Rom15,31]; [Rom16,2]; [1Cor1,2]; [1Cor6,1-2]; [1Pe2,9], son santos los ángeles [He10,22] y, en fin, todas las acciones, objetos, tiempos y lugares especialmente relacionados con la divinidad [Éx3,5]; [Éx30,35-37]; [Éx31,14-15]; [Lev23,3-4]; [1Mac1,46]; [1Mac1,63]; [1Mac4,36]; [Mt24,27]; [He6,13]; [He21,28]; [Rom12,1]. Esta participación en la santidad ontológica de Dios "con sus connotaciones culturales y legales según las distintas épocas" lleva necesariamente consigo la exigencia de acomodar lo más posible la conducta del hombre a la voluntad divina. Es la santidad moral a la que, sobre todo el NT, invita constantemente [Rom6,19]; [Rom12,1]; [1Tes3,13]; [1Tim2,15]; [2Pe3,11]; [Ap22,11].
Seguimiento. Seguir
Con estas palabras se designa la respuesta positiva a la llamada de Dios. Seguir a Dios es, en el AT, observar fielmente la alianza y la ley apartándose de rendir culto a cualquier dios que no sea Yavé [Dt1,36]; [1Re14,8]; [1Re18,21]; [Jer2,2]; [Jer7,5-9]; [Jer9,12-13]. En el NT el seguimiento de Dios se concreta en el seguimiento de Jesucristo (ver [Jn14,7-10]), seguimiento que implica acoger su llamada y su mensaje, incluso a costa de cualquier renuncia o sacrificio [Mt4,20-22]; [Mt8,19-22]; [Mt10,37-39]; [Mt19,16-22]; [Mc1,17-20]; [Mc2,14]; [Lc5,11]; [Lc5,27]; [Jn8,12]; [Jn10,4-5], compartir su destino entregándose a él con una confianza ilimitada [Mt16,24]; [Mt19,27-28]; [Lc9,23]; [Lc9,57-62]; [Lc14,26]; [Jn1,37-51]; [Jn13,36]; [Jn21,19], imitar, en fin, su ejemplo [Jn12,24-26]; [1Cor11,1]; [Flp2,5].
Señor
Es ante todo el nombre "Kyrios" con que la Biblia griega designa a Yavé, que es Dios de dioses y Señor de señores [Dt10,17]; [Sal136,2-3] "ver [2Mac13,4]"; [Lc10,21]; [Lc20,37-38]. Dado que el NT en todos sus libros confiere permanentemente a Jesucristo el título de Señor, quiere decir que le reconoce, sin lugar a la más mínima duda, una indiscutible condición divina: Jesucristo, el Señor, es Dios [Lc1,43]; [Lc2,11]; [Lc6,46]; [Lc7,13]; [Lc7,18]; [Lc9,59]; [Lc10,17]; [Lc10,39-41]...; [Mt8,25]; [Mt22,43-45]; [Jn11,2-3]; [Jn20,28]; [Jn21,7]; [He2,36]; [He20,21]; [Rom10,9]; [1Cor12,3]; [Flp2,11]; [Col2,6]. Lo mismo que el Dios del AT, Jesús es Señor de señores [Ap17,14]; [Ap19,16], Señor de vivos y muertos [He10,42]; [Rom14,9], Señor de la gloria [1Cor2,8], Señor del universo [Flp2,10-11].
Seol
(ver Infierno) Representación muy primitiva de la morada de los muertos. Según las antiguas concepciones semitas, y hasta que se abra paso en la Biblia la idea de la retribución ultraterrena, allí van todos, buenos y malos [Is14,9-11]; [Ez32,18-32], para llevar una existencia reducida al mínimo, como sombras impalpables, incapaces de relación alguna con Dios [Is38,18]; [Sal6,6]; [Sal115,17]. Es el país sin retorno, el lugar del silencio, del olvido y de la perdición [Job16,22]; [Sal88,4]; [Sal88,12-13]; [Sal94,17]
Servicio. Servir
Estos conceptos tienen con frecuencia en la Biblia un contenido socio-económico que los aproxima a los de esclavitud-esclavo. Pero tienen también una dimensión religiosa con la que se designa una actitud del hombre frente a Dios hecha de adoración, obediencia, agradecimiento y fidelidad [Dt13,4-5]; [Jos24,14]; [Jos22,22]. El culto es una manifestación peculiar de este servicio [Núm18,5-7]; [1Sam2,11]; [1Sam2,18]; [1Sam3,1]; [Jer33,21]. El NT se hace eco de esta misma actitud con respecto a Dios [Mt4,10]; [Mt6,24]; [Rom6,19], propone a Jesús como modelo de servicio [Mt20,28]; [Mc10,45]; [Lc22,27]; [Jn13,12-16]; [Flp2,6-7] y subraya que sólo se sirve bien a Dios cuando se sirve comprometidamente a los hermanos [Mt25,14-30]; [Gál5,13]. Por lo demás, el servicio a Dios se concreta en el servicio a Cristo y su evangelio [Rom1,1]; [Rom6,18-19]; [2Cor5,18]; [2Cor11,23]; [Ef3,7]; [Flp2,22]; [Col1,23]; [Col3,24]; [1Tim4,6]; [2Tim2,24]; [Tit1,1]; [Sant1,1]; [2Pe1,1].
Sexualidad
La Biblia considera al sexo en relación, sobre todo, con la institución matrimonial y el misterio de la vida. Valora positivamente la sexualidad como fuerza ligada al don sagrado de la vida y como importante factor de convivencia entre el hombre y la mujer [Gén1,27-28]; [Gén2,18-24]; [Gén29,15-30]; todo el libro del Cantar de los Cantares; [1Cor7,3-5], pero siempre que se ejerza legítimamente dentro del matrimonio. Fuera del ámbito matrimonial, la Biblia reprueba "aunque a veces parece disculpar [Gén19,30-38]; [Gén38,12-26]" el ejercicio de la sexualidad [Éx20,14]; [Dt5,18]; [1Cor6,9-10]; [Gál5,19-21]; [Ef5,5]; [Ap22,15], sobre todo cuando implica profanación de las relaciones familiares [Lev18,6-18]; [Lev20,10-14]; [Dt27,20-23]; [2Sam13,1-14], violación de derechos ajenos [Lev18,20]; [Lev19,20]; [Lev20,10]; [Dt22,22-25] o aberraciones antinaturales [Lev18,22-23]; [Lev20,15-16]; [Dt27,21]; [Rom1,26-27].
Siervo de Dios
Título que en la Biblia reciben determinados personajes especialmente relacionados con Dios: los patriarcas [Gén24,14]; [Gén26,4]; [Éx32,13], Moisés y Josué [Éx14,30]; [Núm12,7]; [Jos24,29], los profetas [Jer7,25]; [Am3,7], los sacerdotes [Sal134,1], incluso paradójicamente Nabucodonosor [Jer27,6] y todo el pueblo de Israel en conjunto [Is41,8]; [Is42,19]; [Is43,10]; [Is44,1]; [Is44,21]; [Is48,20]. Pero el título se reserva, sobre todo, para un misterioso personaje que llevará a cabo los planes de Dios con total fidelidad [Is41,1-7]; [Is49,1-6]; [Is50,4-10]; [Is52,13-53]; [Is53,12]. La tradición cristiana no ha dudado en considerar a Jesús de Nazaret como este siervo de Dios por excelencia [He3,13]; [He3,26]; [He4,27]; [He4,30]; ver [Mt12,17-21]; [Mt22,27]; [Lc4,17-21].
Sinagoga
Vocablo de procedencia griega, que ya en el AT se usa para designar a la comunidad judía [Éx12,19]; [Éx16,1-2], sobre todo en cuanto reunida con una finalidad religiosa. Viene, pues, a ser sinónimo de asamblea, iglesia. Este empleo de la palabra "sinagoga" perdura en el NT [Jn9,22]; [Jn12,42]; [Jn16,2]; [He9,2]; ver [Mt10,17]; [Mt23,6]; [He6,9]; [He22,19]. Alguna vez se usa para aludir a una reunión de cristianos [He13,43]; [Sant2,2] o incluso a sectas heréticas [Ap2,9]; [Ap3,9]. Desde este valor original, el mismo término pasa a significar el edificio (algo así como sucursales del templo de Jerusalén) en el que la comunidad judía se reúne para la oración, la lectura de la Biblia y la enseñanza religiosa [Mt4,23]; [Mt6,2]; [Mt12,9]; [Mt13,54]; [Lc7,5]; [He9,20]; [He13,5]; [He15,21]. Al frente de cada sinagoga estaba un rabino [Mc5,35-36]; [Lc8,41]; [He13,15]; [He18,8], al que solía asistir un ayudante [Lc4,20]. En la época de Jesús había sinagogas por todas partes [He13,14]; [He17,1]; [He17,10]; [He17,17]; [He18,4]; [He18,26]; de Roma se dice que contaba con trece sinagogas. La sinagoga tenía siempre forma rectangular, ordinariamente de tres naves; el lugar destinado a guardar los libros santos estaba oculto tras una cortina. Las reuniones en la sinagoga tenían lugar los sábados, y nunca se ofrecían allí sacrificios, reservados únicamente al templo de Jerusalén.
Soberbia
Uno de los pecados más aborrecidos por Dios [Sal119,21]; [Si10,7]; [Lc1,51]; [1Pe5,5]. Existe la soberbia diabólica de quien pretende escalar los cielos e igualarse a Dios [Gén3,5]; [Gén11,4]; [2Re18,33-35]; [Jdt6,2]; [2Mac9,4-10]; [Is14,11-15]; [Is47,5-10]; [Dan5,22-23]; [Sal119,51]; [He12,21-23]; ver [Jn5,18]; [Flp2,6]; [2Pe3,4]. Existe la soberbia de quienes oprimen a los pobres y desvalidos [Dt17,17]; [Dt17,20]; [Jer22,13-19]; [Am8,4-8]; [Sal73,6-9]; [Sal123,4]. Existe la soberbia del fatuo y vanidoso, que pretende ser más que los otros [Si10,9]; [Mt23,4-7]; [Lc14,7-11]; [Lc18,9-14]; del insolente y arrogante, que hace ostentación de su riqueza [Am6,8]; [Pro6,17]; [Pro21,24]; [Sant4,16]; del hipócrita, que hace todo para ser visto [Mt23,5]; [Mt23,25-28]. Todos conocerán el castigo de Dios [Gén3,14-19]; [Gén11,7-9]; [Is14,3-20]; [Is37,26-29]; [Is37,36]; [Ez28,6-10]; [Dan5,24-30]; [Sal31,24]; [Pro16,18]; [Sap5,814]; [Mt23,12]; [He12,23]; [Ap18,10-21].
Sueño. Sueños
El sueño, además de fenómeno fisiológico reparador de las fuerzas humanas, es en la Biblia: a) Momento privilegiado para que Dios haga llegar al hombre su palabra [Gén15,12]; [Gén28,11-19]; [Gén37,5]; [Jue6,25-26]; [1Sam3,1]; [1Re3,5]; [Dan7,1]; [Mt1,20]; [Mt2,12]; [He16,9]; [He18,9] "ver [Gén40,5]; [Gén41,1]; [Dan2,1]; [Dan4,2]; [Mt27,29]". Puede, sin embargo, suceder que los sueños no sean válidos [Dt13,2-6]; [Jer23,25-28]; [Jer23,32]; [Jer27,9]; [Jer29,8]; [Si34,1-8]. b) El sueño es también imagen de la muerte, tanto física [Dt31,16]; [2Sam7,12]; [1Re2,10]; [Sal13,4]; [Dan12,2]; [Mc5,39]; [Jn5,25]; [Jn11,11-13]; [1Cor7,39]; [1Cor15,6]; [1Tes4,13-15]; [1Tes5,10] como espiritual [Is51,17]; [Rom13,11]; [Ef5,14]; [1Tes5,6].