DICCIONARIO DE TÉRMINOS BÍBLICOS. LETRA T


Temor

Tiene en la Biblia el sentido de reacción ante el misterio de lo divino, que se presenta como algo potente, majestuoso y terrible, pero al mismo tiempo atrayente y fascinador. Yavé es el Dios terrible y temible [Éx15,11-12]; [Éx34,10]; [Dt7,21]; [Dt10 21]; [2Sam7,23]; [Sal47,3]; [Sal89,8], pero al mismo tiempo es el Dios que salva, protege, guía y ama a su pueblo, el Dios que tranquiliza al hombre diciendo: "No temas" [Gén26,24]; [Dt1,21]; [Jue6,23]; [Sof3,15-17]; [Ag2,5], [Dan10,12]; [Lc1,13]; [Lc1,29]; [Lc2,10]; [Mc4,40]; [Mc6,50]. Tiene, pues, el temor bíblico una dimenión saludable que se aproxima al concepto de amor-respeto-fidelidad-confianza [Dt10,12-13]; [Sal22,1]; [Sal25,12-14]; [Sal31,20]; [Sal66,16]...; [Si1,11-20]; [Si2,5-17]. Es el temor que la Biblia canta como fuente de sabiduría y camino de salvación [Job28,28]; [Pro1,7]; [Pro9,10]; [Pro15,33]; [Si1,20]; [Lc1,50]; [He10,34-35]; [Ap11,18]. El temor al que se refiere [1Jn4,18] no es el auténtico temor bíblico.

Templo

El templo de Jerusalén fue una institución clave en la vida religiosa del pueblo israelita. Edificado por Salomón [1Re6,4-36], destruido por Nabucodonosor [2Re25,9], reconstruido por Zorobabel [Esd3,7ss]; [Esd5,1]; [Ag2,2-9], restaurado y dedicado de nuevo por Judas Macabeo [1Mac4,49], demolido y suntuosamente reedificado por Herodes el Grande [Jn2,20], fue finalmente arrasado por los romanos en el año 70 d.C. Ya los profetas pusieron en guardia al pueblo israelita ante una consideración mágica del templo [Jer7,4-15]. Igualmente Jesús, que acepta la realidad del templo [Lc2,22-24]; [Lc2,46]; [Lc19,47]; [Lc21,37]; [Lc22,53]; [Mt21,12]; [Jn8,2]; [Lc18,20], relativiza radicalmente su papel [Jn4,20-23]; ver [Mt24,1-2]; [Lc21,5-6]. En adelante, el verdadero templo será el propio cuerpo de Jesús [Jn2,19-21]. La Iglesia entera construida sobre Cristo como piedra angular [He4,11]; [Ef2,20]; [1Pe2,4-5], cada cristiano en particular [1Cor3,16-17]; [1Cor6,19] y, en último término, la morada celeste de Dios [Heb9,12]; [Heb9,24]; [Heb10,19]; [Ap7,15]; [Ap21,22].

Tentación

Con el sentido general de "poner a prueba", tiene en la Biblia los siguientes significados: a) Poner a prueba a Dios exigiendo de él una intervención extraordinaria [Éx17,2]; [Núm14,22]; [Dt6,6]; [Jdt8,12-16]; [Is7,12-13]; [He5,9]; [He15,10]; [1Cor10,9]. Ésta es una actitud reprobable. b) Dios pone a prueba al hombre para ver si le es fiel [Éx16,4]; [Dt8,2]; [Dt8,16]; [Dt13,4]; [Jdt8,25-27]; aveces Dios simplemente permite estas pruebas [Job1,8-12]; [1Cor10,13]; [Sant1,2]; [Ap3,10]; en todo caso, Dios nunca tiene intenciones malévolas [Si15,11-20]; [Pro19,3]; [Sant1,13]. c) La acción del espíritu del mal y sus Colaboradores humanos en cuanto incitan a otros a la práctica del mal [Si44,20]; [Mt26,41]; [1Cor7,5]; [1Tes3,5]; [2Tes3,3]; [Sant1,14]; [1Pe1,6-7]; [1Pe5,6-7]. Jesús, que quiso pasar por la prueba de la tentación [Mt4,3-10] par; [Jn12,27]; [Heb2,18]; [Heb4,15], nos invita a orar para superarla [Mt6,13]; [Lc22,40].

Testamento (ver Alianza)

Palabra de origen latino, que responde al griego "diazeke", y que tiene el sentido fundamental de alianza o pacto entre Dios y su pueblo [Mt26,28]; [Lc22,20]; [He3,25]; [Rom9,4]; [Rom11,25]; [2Cor3,6.14]; [Gál4,24]; [Ef2,12]; [Heb7,22]; [Heb8,8]; [Heb9,15]; [Heb9,20]; [Heb10,29]. De ahí pasó a significar, con los adjetivos "viejo" y "nuevo", el conjunto de libros que contienen la revelación divina ver [Éx24,7]; [2Re23,2]; [2Re23,21]; [1Mac1,57]; [2Cor3,14]. Naturalmente, con la palabra "testamento" se traduce también cuando lo requiere el caso, la idea de última voluntad de un hombre con respecto a sus bienes para después de la muerte [Gál3,15]; [Heb9,16].

Testigo. Testimonio

La moral bíblica fue siempre particularmente exigente con la veracidad de los testigos, en especial cuando se trataba de dar testimonio en juicio [Éx20,16]; [Éx23,1]; [Dt5,20]; [Dt19,16-19]; [Pro6,19]; [Pro12,17]; [Pro14,5]; [Pro14,25]; [Pro19,5]; [Pro19,9]; [Pro19,28]; [Pro21,28]; [Pro24,28]; [Pro25,18]. Pero es, sobre todo, en el NT donde los conceptos de testigo y testimonio adquieren un singular valor religioso. En primer lugar, Jesucristo es por antonomasia el testigo fiel y fidedigno [Jn3,11-32]; [Jn18,37]; [2Cor1,19-21]; [1Tim6,13]; [Ap1,2]; [Ap1,5]; [Ap3,14]; por su parte, de Jesús dan testimonio: el Padre [Mt3,16]; [Mt17,5]; [Jn5,36]; [Jn8,18]; [Jn10,25]; [1Jn5,9], el Espíritu Santo [Jn14,26]; [Jn15,26]; [1Jn5,6-8], los profetas [He10,43] Juan el Bautista [Jn1,7-32]; [Jn3,26]; [Jn5,33-35], y deberán darlo los apóstoles y cristianos todos [Mt10,18]; [Mc13,9]; [Lc24,48]; [Jn15,27]; [Jn19,35]; [He1,8]; [He2,32]; [He3,14]...; [2Tes1,10]; [1Pe5,1]; [1Jn1,1-4].

Tiempo

Es el marco dentro del cual Dios desarrolla su acción salvífica [Gén1,1]; [Ap22,20]. Así pues, lo importante en la Biblia no es el tiempo históricocronológico ""chronos"", sino el tiempo histórico-salvífico ""Kairós"", que se concreta en expresiones cualificadas como "el correr de los tiempos" [Gén49,1], "el día del Señor" [Is2,12]; [Is11,10]; [Is12,1-4]; [Am5,18], "la plenitud de los tiempos" [Mc1,15]; [Gál4,4]; [Ef1,10], "los signos de los tiempos" [Mt16,1-3]; [Lc19,44], "el fin de los días" o "los tiempos últimos" [Is2,2]; [Miq4,1]; [Dan11,40]; [Dan12,1]; [1Tim4,1]; [Heb1,2]; [Heb9,26-28]; [1Pe1,5], "el tiempo favorable, de gracia y de salvación" [He1,7]; [Rom3,26]; [Rom5,6]; [Rom11,5]; [Rom13,11]; [1Cor7,29]; [2Cor6,2]; [Ef5,16]; [1Tim2,6]; [1Tim6,15]; [Tit1,3]; [1Pe5,6].

Tierra. Tierra Prometida

La tierra es para el pensamiento bíblico el marco providencial de la existencia humana. Y para los estratos más antiguos de la revelación bíblica es el único marco [Gén1,28-30]; [Sal115,16]. La relación hombre-tierra es íntima ya desde los orígenes [Gén2,7]; [Gén3,19]; [Gén12,1]; [Is64,7]; [Si17,1-2]. Por eso uno de los componentes básicos de la promesa que Dios hace a su pueblo a través de los patriarcas es, precisamente, la promesa de una "tierra" [Gén12,7]; [Gén13,15]; [Gén15,18]; [Gén17,8]; [Gén26,4]; [Gén28,13]; [Éx12,25]; [Dt1,8]; [Dt1,25]; [Dt1,35-38]; [Dt3,18-28]; ver [Heb11,9]. Históricamente, esta tierra prometida es Palestina, anunciada como lugar de reposo, como tierra espléndida "que mana leche y miel" [Núm13,25-29]; [Núm14,20-38]; [Núm32,9-11]; [Dt4,21-22]; [Ez20,15]. Pero la experiencia demostró que esa tierra no suponía el cumplimiento definitivo de la promesa (ver [Dt28,63]; [Am5,27]), y sobre todo los profetas fueron intuyendo la existencia de una tierra nueva [Is11,6-9]; [Is65,17]; [Ez47,1] - [Ez48,1]; [Zac14,6-11], que el NT sitúa ya en el más allá de este mundo [Mt5,4]; [Mt24,35]; [2Pe3,10-13]; [Ap21,1].

Tinieblas

Aparecen ya en el AT como contrapunto de la luz [Gén1,3-5]; [Gén1,18], y por tanto como expresión plástica de cuanto está lejos o se opone a Dios, como símbolo del mal y de todo lo malo [Is5,20]; [Is59,9]; [Is60,1-2]; [Am5,18]; [Job10,21-22]; [Tob4,10]. Este simbolismo se mantiene en el NT [Mt4,16]; [Lc1,79]; [Lc11,35]; [Lc16,8]; [Lc12,53]; [2Cor6,14]; [Ef5,8]; [Col1,13]; [1Tes5,4]; [1Pe2,9], especialmente en los escritos de san Juan [Jn1,5]; [Jn3,19]; [Jn8,12]; [Jn9,4-5]; [Jn12,35]; [Jn12,46]; [1Jn1,6]; [1Jn2,8-11].

Trabajo. Trabajador

A pesar de algunas apariencias contrarias [Gén3,17-19]; [Sal90,10]; [Qo2,11]; [Si38,24], el trabajo es valorado positivamente por la Biblia [Gén1,28]; [Gén1,31]; [Gén2,2-3]; [Gén2,15]; [Éx20,9]; [Dt5,12]; [Pro6,6]; [Pro10,4-5]; [Pro18,9]; [Sap14,2]; [Si7,15]; [Si38,32]; [Si38,34]. Dios bendice el trabajo [Dt14,29]; [Dt16,15]; [Dt28,12]; [Sal128,2] y reclama para el trabajador el salario justo [Lev19,13]; [Dt24,14-15]; [Jer22,13]; [Mal3,5]. En el NT se presenta a Dios mismo en permanente actividad [Jn5,17]; ver [Jn15,1], y es significativo el ejemplo de la familia de Nazaret [Mt13,55]; [Mc6,3]; ver [Jn6,42], de los apóstoles [Mt4,18-21]; [Jn21,3], particularmente de Pablo [He18,3]; [He20,34]; [1Cor4,12]; [1Tes2,9]; [2Tes3,8]. El cristiano no puede ser ni un ocioso ni un parásito [1Tes4,11]; [2Tes3,6-12]; al contrario, con su trabajo debe ayudar a los demás [Ef4,28]. Finalmente, aunque todo trabajo debe ser justamente remunerado [Lc10,7]; [Sant5,4], hay que evitar el ansia desmesurada de ganancia [Lc12,15-21]; [Heb13,5].

Transfiguración

Importante suceso de la vida de Jesús en el que anticipa la gloria de su resurrección [Mt17,2-9]; [Mc9,2-9]; [Lc9,28-36]; [2Pe1,17-18]. San Pablo habla de una especie de transfiguración de los cristianos, consistente en incorporar a su vida la imagen gloriosa de Cristo [1Cor15,49]; [2Cor3,18]; [Flp3,21].

Trinidad

La existencia de tres personas distintas en el seno de la divinidad es un misterio profundo que el AT solamente atisba cuando aplica a Dios plurales intensivos "entre ellos, el mismo nombre Elohím" [Gén1,1]; [Gén1,26]; [Gén3,22]; [Gén11,7]; [Is6,8] o cuando somete a un proceso de personalización los conceptos de espíritu [Gén1,2]; [Jue3,10]; [Jue6,34]; [Jue11, 29]; [Jue13,25]; [Jue14,6]; [Jue14,19]; [1Sam10,6]; [1Sam11,6]; [1Sam19,20]; [1Sam19,23]; [Is11,2]; [Is42,1]; [Is59,21]; [Sal51,13]; [Sal104,30]; [Sap1,5]; [Sap9,17] y sabiduría [Pro1,20-33]; [Pro3,19]; [Pro8,1]; [Pro9,1]; [Sap7,22-30]; [Sap8,1]; [Si24,1]. Pero sólo en el NT se revela en plenitud la existencia "que no la esencia" de este insondable misterio [Mt3,16] par; [Mt28,19]; [Lc1,35]; [Jn1,32-34]; [Jn14,14-26]; [Jn16,13-15]; [He1,4-5]; [Rom8,15-16]; [2Cor13,13]; [Ef2,18]; [1Tes1,1]; [2Tes1,5]; [2Tes2,13-14]; [Heb10,29]; [1Pe1,2]; [Jds20,1]; [Jds21,1].

Tristeza

La Biblia constata tanto los efectos nocivos de la tristeza [Pro12,25]; [Pro15,13]; [Pro17,22]; [Pro18,14]; [Si30,21-22] como las múltiples causas de la misma [Sal13,2-3]; [Pro25,23]; [Si22,11-12]; [Si25,23]; [Si30,9-10]; [Si37,2]. Pero, sobre todo resalta la relación tristeza-pecado. Una relación que puede ser negativa en cuanto la tristeza se manifiesta como signo y efecto del pecado [Éx33,3-6]; [Jer4,18]; [Jer8,18]; [Jer9,1]; [Jer9,16-19] o positiva en cuanto la tristeza por el pecado conduce a la conversión [Is63,10-11]; [Is63,17-19]; [Is64,4-8]; [Bar3,1-8]; [Dan9,4-19]; [Esd9,6-15]; [Neh9,6-37]; [Mt26,75]. En todo caso, más allá de la tristeza, en la perspectiva bíblica está siempre la esperanzay la alegría [Is25,8]; [Is35,10]; [Is40-55]; [Is57,18]; [Is61,2-3]; [Jer31,15-17]; [Sal126,2]; [Sal126,5]. Por eso Jesucristo, que quiso compartir las tristezas humanas [Mc3,5]; [Lc19,41]; [Mt26,37] par, [Jn11,33-36], anuncia para los suyos una definitiva victoria sobre la tristeza [Mt5,4]; [Lc6,21]; [Jn16,20-22]; [Jn17,13]; [Jn20,20]; [Rom8,35-39]; [1Tes4,13-14]; [2Cor6,10]; [Ap7,17]; [Ap21,4].