DICCIONARIO DE TÉRMINOS BÍBLICOS. LETRA E


E


Edificar

Además del sentido material de construir una casa, una ciudad, un templo, un altar [Gén4,17]; [Gén8,20]; [Gén11,4]; [Gén33,17], tarea para la que también hay que contar con Dios [Sal127,1], la palabra edificar tiene con frecuencia el sentido figurado de formar una persona [Gén2,22]; una dinastía [2Sam7,11] o un pueblo [Jer12,16]; [Jer24,6]; [Jer31,4]. En el NT se aplica a la construcción de la Iglesia y de sus miembros, que tienen a Cristo como piedra angular [1Cor3,9-17]; [1Cor14,26]; [Ef2,20-22]; [Ef4,12-16]; [1Pe2,47]; ver [Mt21,42] y a los apóstoles, en especial a Pedro, como cimientos [Mt16,18]; [Ef2,20]; [Ap21,14].

Educar

Designa el proceso de formación de una persona en el que entran en juego amor, enseñanza, exhortación, promesas, corrección, premios y castigos. En el plano humano, educar corresponde, sobre todo, a los padres [Dt8,5]; [Dt21,18-21]; [Pro23,22]; [Si22,3-5]; [Ef6,14]; [Col3,20-21]. En la historia de la salvación, Dios es el educador insuperable del pueblo israelita [Dt4,36-37]; [Dt8,2-6]; [Os11,1-4], tarea que Cristo continúa en los apóstoles [Mt13,10-13]; [Mt16,22-23] y que llega a su plenitud en el envío del Espíritu [Jn14,26]; [Jn16,13-15].

Elección

Con esta palabra se describe en la Biblia la iniciativa amorosa, libre y soberana de Dios, mediante la cual escoge a un pueblo o a individuos singulares dentro de ese pueblo para hacerle portador de su designio de salvación en medio del mundo [Éx19,4-6]; [Dt7,6-8]; [Dt14,1-2]; ver [Rom11,16-24]. En realidad, la elección divina descrita en la Biblia es una auténtica creación [Dt32,6]; [Is27,11]; [Is43,1]; [Is43,15]; [Is54,5], que tiene como única motivación el amor [Dt7,8]; [Jn15,16]; [1Jn4,10]; [Jn4,19], y como objetivo la alianza [Éx19,5]; [Dt4,20]; [Dt7,6]; [Dt14,2]; [1Re8,53]; [Mal3,17]; [Sal135,4]. Los rasgos de esta elección se anticipan o reproducen en la elección de individuos singulares. Abrahám, Isaac y Jacob [Gén12,1-3]; [Gén26,4]; [Gén28,14], Moisés y Aarón ([Éx3,1] - [Núm17,20]; jueces y reyes [Jue3,9]; [Jue3,15]; [1Sam10,24]; [1Sam16,8-12]; [2Sam7,4-16], sacerdotes y profetas [Dt18,5]; [Núm8,16]; [Is6,6-10]; [Is8,11]; [Jer20,7]; [Am7,15]. Por parte de Dios, la elección es irrevocable [Jer31,37]; [Ez20,32]; [Os11,8]; pero las repetidas infidelidades del pueblo hacen presagiar un nuevo acto de elección [Is14,1]; [Zac1,17]; [Zac2,16], del que nacerá un nuevo pueblo, al que Dios llama "Mi elegido" [Is41,8]; [Is43,20]; [Is44,2]; [Is45,4] o "mis elegidos" [Is43,10]; [Is65,9]; [Is65,15]; [Is65,22]. Un nuevo pueblo que llega a concentrarse en un misterioso personaje [Is42,1], tipo y figura de Jesucristo, para quien el NT reivindica el título de "elegido de Dios" por antonomasia [Lc9,35]; [Lc23,35]; ver [Jn1,34], variante del texto griego). A partir de Cristo, "el elegido", se produce un fenómeno de expansión, en virtud del cual todo el pueblo cristiano "en primer lugar, el grupo de los Doce [Mc3,13-14] par; [Jn6,70]; [Jn15,16]; [He1,24], y Pablo en especial [He9,15]" es ahora el destinatario de la nueva elección [Mt22,14]; [1Cor1,27-28]; [Ef1,3]; [Ef1,5]; [Ef1,11]; [1Tes1,4]; [2Tim2,10]; [1Pe1,1]; [1Pe2,9].

Enemigos. Enemistad

La Biblia constata ampliamente el hecho de la enemistad, tanto a nivel de individuos como de grupos y pueblos enteros. A veces la enemistad es mutua [Dt23,4-7]; [1Sam29,8]; [Sal31,9]; [Sal35,1]; [Mc12,3]; [1Cor15,25], pero con frecuencia sólo una parte se constituye en enemigo [Gén4,5-8]; [Gén16,3-6]; [Gén37,4]; [1Sam1,6-7]; [1Sam18,10]; [1Sam18,11]; [1Sam19,9-17]; [Gál43,16]. El AT identifica a menudo enemigos de Israel con enemigos de Dios [Éx23,22]; [Jos8,7]; por eso, la era mesiánica traerá consigo la liberación de los enemigos y su aniquilación [Núm24,19]; [Is62,8]; [Miq5,8]; [Sal102,1-2]; [Sal132,18]. En el NT Jesús proclama que la enemistad entre los hombres debe ser vencida a fuerza de amor [Mt5,44-48]; [Lc6,27-36]; [Lc23,44]; [He7,60]; [Rom12,14]; [Rom12,20-21]; [1Cor4,12-13]; [2Tes3,15]. El único enemigo que merece el nombre de tal es Satanás [Mt13,25]; [Mt13,28]; [Lc10,19] y cuanto con él se relaciona [He13,10]; [1Cor15,26]; [Flp3,18]; [Ap11,5]; [Ap11,12].

Enseñanza. Enseñar

Con estos vocablos el AT designa a veces la transmisión de conocimientos o habilidades de cualquier clase [2Sam22,35], pero sobre todo designa la instrucción en la ciencia de las cosas divinas [Dt4,10]; [Dt4,14]; [Dt5,31]; [Dt11,19]; [Dt31,19]; [Dt31,22]; [Sal51,15]. En este sentido, enseñanza y sabiduría son conceptos afines [Job33,33]; [Sal34,12]; [Si51,16]; [Si51,23-28]. Dios es el maestro por excelencia [Sal25,4]; [Sal25,9]; [Sal94,10]; [Sal143,10]; [Sal119,7]; [Sal119,12]; [Sal119,33], y su enseñanza toma definitivamente cuerpo en Jesús de Nazaret, el Maestro, que enseña en todas partes sin descanso [Mt5,2]; [Mt9,35]; [Mt11,1]; [Mt25,55]; [Mc1,21]; [Mc6,34]; [Mc12,35]; [Lc5,3]; [Lc6,6]; [Lc21,37] y con una autoridad hasta entonces desconocida [Mt7,28-29]; [Mt13,54]; [Mc1,27]; [Mc11,18]. Jesús transmite a los apóstoles esta capacidad de enseñar auténticamente [Mt28,19-20]; [Lc10,16]; [He4,18]; [He5,28]. El Padre como fuente [Jn7,16]; [Jn8,28] y el Espíritu Santo como fuerza y luz [Jn14,16]; [Jn14,26]; [Jn16,13-15]; [1Jn2,27] son la garantía de esta enseñanza.

Envidia

En cuanto pesar por la felicidad del prójimo y apetencia desordenada de los bienes ajenos, es condenada por la ley [Éx19,17] y considerada como fuente de incontables males [Gén4,3-5]; [Gén30,1]; [Gén37,4]; [1Sam18,6-9]; [Pro14,30]; [Si40,4]; [Sap2,24]. El NT atribuye a la envidia la misma muerte de Cristo [Mt27,18]; [Mc15,10] y el rechazo del evangelio [He13,45]; [He17,5]. Hay que superarla con amor [1Cor13,4-6] llevando una vida según el Espíritu [Gál5,22]; [Gál5,24].

Epifanía

Significa manifestación y, por lo que se refiere al vocablo, el AT lo utiliza casi exclusivamente en 2 Macabeos para aludir a las intervenciones extraordinarias de Dios en favor de su pueblo [2Mac2,21]; [2Mac3,24-34]; [2Mac5,4]; [2Mac10,29-30]; [2Mac11,8]; [2Mac12,22]; [2Mac14,15]; [2Mac15,27]. La realidad expresada por el vocablo está presente en otros muchos lugares en los que epifanía es sinónimo de "teofanía" o manifestación de Dios [Gén18,26]; [Gén32,25-31]; [Gén35,7]; [Éx3,1-6]; [Is6,1]. La manifestación suprema y definitiva de Dios tiene lugar en Jesucristo, tanto en su primera venida [Mt2,1-12]; [Lc2,29-32]; [Lc9,32]; [Jn1,14]; [Jn2,11]; [Jn12,41]; [2Tim1,10]; [Tit2,11] como en la última, cuando venga a clausurar la historia [2Tes2,8]; [1Tim6,14]; [2Tim4,1]; [2Tim4,8]; [Tit2,13]; [Heb9,28].

Escándalo

Etimológicamente significa tropiezo, trampa, ocasión de caída, tanto material ([Lev19,14]; [Sal124,7]) como sobre todo moral ([Jdt5,20];[Mt5,29]; [Mt18,6-7] par [Mt16,23]; [Rom9,32-33]). Hay un escándalo saludable, en cuanto Dios mismo o Jesucristo ponen a prueba a su pueblo, que no responde como debería y cae ([Is8,14-15]; [Lc2,34]; [Mt11,6]; [Rom9,33]; [1Pe2,8]); y hay un escándalo culpable y pecaminoso, cuando el hombre abusa de la debilidad del hermano y le hace caer ([1Re14,16]; [1Re15,30]; [1Re15,34]; [1Re21,22]; [Prov28,10]; [Si27,25-29]; [Mt18,6-9]; [Rom14,6-15]; [1Cor8,10-13])

Escatología

El sustantivo (que es un término de origen griego y significa discurso o tratado sobre las cosas últimas y definitivas que han de suceder al hombre y al mundo) no se encuentra en la Biblia. Pero sí el adjetivo "ésjatos" = "último", con el que se evoca la irrupción definitiva del reino de Dios y los acontecimientos que acompañarán tal irrupción. Esta irrupción del reino y estos acontecimientos fueron anunciados por los profetas [Ez38,1] - [Ez39,1]; [Jl3,1] - [Jl4,1], quienes, sin embargo, no fueron capaces de distinguir entre; el tiempo de Cristo como tiempo último y el tiempo de la consumación final. El NT sí lo hace por una parte, con Cristo se ha inaugurado el tiempo último, el tiempo escatológico [He2,17]; [1Cor10,1]; [1Pe1,20]; [Heb1,2], y, por otra, estamos aún en espera de la consumación última y definitiva [Mt24,3-44] par; [Mt25,31]; [1Cor15,23-28]; [1Tes1,10]; [1Tes2,19]; [1Tes3,13]; [1Tes4,15-17]; [2Tes2,1-11]; [Sant5,7]; [2Pe3,1-13]; [Ap20,22].

Esclavitud. Esclavo: (ver Cautividad)

Practicada por la mayoría de los pueblos antiguos, la esclavitud era también conocida en Israel [Gén17,12]; [Éx21,1]; [Éx21,11]; [Lev25,39-40]; [Dt15,12-18]; [Dt21,10-12]; [2Re4,1]; [Am2,6]; [Am8,6]; [Neh5,5]. Sin embargo, la ley israelita no permitía un dominio total sobre el esclavo [Éx21,20]; [Éx21,26]; [Si7,20]; [Si33,25-33]; e incluso, si se trataba de esclavos (Hebreos, debían ser liberados al séptimo año [Éx21,2]; [Dt15,12-15]; [Dt15,18]; [Jer34,8-9], o al menos en el año jubilar [Lev25,8-10]; [Lev25,39-42]. El NT a primera vista parece tolerar la esclavitud [1Cor7,20-24]; [Ef6,5-9]; [Col3,22-25]; [Col4,1], pero en el fondo la considera anticristiana "por eso la verdadera esclavitud es la del pecado [Rom5,12-14]; [Rom6,6]; [Rom6,16]; [Rom6,20]; [Rom7,13-23], de la que Cristo nos libera [Rom7,25]" y pone los fundamentos para su total abrogación [1Cor12,13]; [Gál3,28]; [Ef6,5-9]; [Col3,11]; [Col4,1]; [Flm1,16]. Los discípulos de Cristo, por su parte "que ya no son esclavos, sino hijos que gozan de plena libertad [Jn8,31-36]; [Rom6,17-18]; [Rom8,14-17]; [1Cor7,22]; [Gál4,1-7]; [1Jn3,1]", deben convertirse en "esclavos de la justicia" [Rom6,18] y hacerse "esclavos los unos de los otros por amor" [Gál5,13].

Escritura

Ya en el sentir profano lo escrito reviste el carácter de cosa solemne, definitiva, irrevocable [Jn19,22]; ver [Jn8,6]. Por eso la escritura expresa de manera casi natural el carácter intangible de la palabra divina [Jer36,23]; [Sal119-89]; [Ap22,18-19]. No es extraño, entonces, que los profetas de Israel tengan conciencia de que es el mismo Dios quien les ordena confiar a la escritura sus oráculos [Is8,1]; [Jer36,1-4]; [Hab2,2]; ver [Ap14,13]; [Ap19,9]. A partir de aquí, los libros que se reconocen escritos bajo ese impulso divino que llamamos "inspiración" constituyen la Escritura Sagrada, o simplemente la Escritura, con mayúscula "con frecuencia se emplea el plural" [Mt21,42] par; [Mt22,29] par; [Mt26,54]; [Mt26,56] par; [Lc4,21]; [Lc24,27]; [Lc24,32]; [Lc24,45]; [Jn2,22]; [Jn5,39]; [Jn7,38]; [Jn13,18]; [Jn19,24]; [Jn19,28]; [Jn19,36-37]; [Rom1,2]; [1Cor15,3]; [1Tim5,18]; [2Tim3,16]; [2Pe1,20]; etc. ver [2Tim3,15]. Las Escrituras Sagradas son norma suprema de vida y de conducta [Mt4,4-10]; [Jn5,39]; [Rom15,3-4]; [1Cor10,6]; [1Cor10,11]; [2Tim3,16].

Escuchar

Se designa con este vocablo. a) La actitud benevolente de Dios, que atiende solícito las peticiones del hombre sencillo y necesitado [Éx22,22-26]; [Sal10,17]; [Sal34,16-18]; [Sal102,21]; [Jn9,31]; [Sant5,4]; [1Pe3,12]. Sobre todo, escucha siempre a su Hijo Jesús [Jn11,41-42]. b) La postura del hombre que acoge con docilidad la palabra de Dios hecha visible en Cristo [Dt6,3-4]; [Jer7,2]; [Am3,1]; [Pro1,8]; [Mt7,24]; [Mt7,26]; [Mc4,3]; [Mc4,23-24]; [Jn4,42]; [Jn6,45]; [Jn8,43]; [Jn8,47]; [Jn10,3]; [Jn18,37]; [Ef1,13]; [Heb2,1]; [Heb3,7]; [Ap2,7]; [Ap2,11]; [Ap2,17]; [Ap2,29]; etc. La Virgen María es modelo de oyente [Lc2,19]; [Lc2,51]; [Lc11,28].

Esperanza

Fe, confianza, esperanza y amor son en la Biblia aspectos diferentes de una única, aunque compleja, actitud espiritual. Dios ha hecho una promesa de salvación a la humanidad pecadora [Gén3,15]; [Gén9,8-17], y a partir de esta promesa la historia bíblica es una historia de esperanza. Historia que tiene en Abrahám, si no el comienzo, sí un hito fundamental [Gén12,1-3]; historia que en un primer estadio se limita a esperar bienes temporales una tierra, una descendencia, una vida larga y tranquila, la ausencia de guerras, salud y bienes de fortuna [Gén12,7]; [Gén35,12]; [Dt9,1-9]; [Dt28,1-14], pero que poco a poco va ensanchando horizontes [Is11,1-9]; [Jer31,31-34]; [Sal16,10-11]; [Sal49,16]; [Sal73,23]; [Sal73,28]; [Ez37,1-14]; [Dan12,1-3]; [2Mac7,9]; [2Mac7,11]; [2Mac7,14]; [2Mac7,23]; [Sap3,3-4]; [Sap3,7-9]; [Sap4,15]; [Sap5,15]. En Jesús se cumplen todas las promesas [2Cor2,20]. Jesús es; pues, la esperanza de Israel, de la Iglesia y de la humanidad entera [Rom3,21-30]; [Gál3,22]; [Heb7,15-19]; [Col1,27]; [Ap21,1] - [Ap22,1]. De esta esperanza participa toda la creación [Rom8,19-22]; [2Pe2,12-13]; [Ap21,1], pero de manera especial el cristiano [Rom8,23-25]; [1Cor15,53-58]; [2Cor5,2-5], [Flp3,20-21]; [Tit1,2]; [Tit3,13]; [Tit3,7].

Espíritu. Espíritu de Dios

La palabra "espíritu" designa en la Biblia diversas realidades. A veces tiene el significado de soplo, viento [Éx14,21]; [Éx18,45]; [Éx19,12]; [Ez13,13]; [Ez27,26]; ver [Jn3,8]; [2Tes2,8]. Otras veces designa el aliento de vida que Dios infunde en el hombre [Gén2,7]; [Gén6,3]; [Job33,4]; [Job34,14-15]; [Qo12,7]; [Sap15,11]; [Sal31,6]; ver [Mt28,50]; [Lc23,46]. Esta última acepción va tomando densidad con el paso del tiempo, y en el NT el término "espíritu" evoca ya la dimensión supramaterial del ser humano [Mt5,3]; [Mt26,41]; [Mc2,8]; [Mc8,12]; [He7,59]; [1Cor5,3]; [2Cor2,13]; [Col2,5]. Pero, sobre todo, con el término Espíritu la Biblia alude a una realidad divina que el AT describe como fuerza, poder, sabiduría, santidad, y que en última instancia se identifica con la misma esencia divina [Gén1,2]; [Núm11,29]; [Jue3,10]; [Jue6,34]; [Jue11,29]; [Jue13,25]; [Jue14,6]; [1Sam10,6]; [1Sam16,13]; [Is11,2]; [Is42,1]; [Is61,1]; [Ez3,12]; [Ez3,24]; [Ez8,3]; [Ez36,26-27]; [Ez39,29]; [Jl3,1-2]; [Zac12,10]; [Sal51,12-13]. El NT profundiza estos datos y nos revela que se trata de una persona dentro de la Trinidad divina, persona que recibe con frecuencia el nombre de Espíritu Santo [Mt1,18]; [Mt1,20]; [Mt3,11] par; [Lc1,15]; [Lc1,35]; [Lc1,41]; [Lc2,25]; [Lc4,14]; [Lc11,13]; [Jn1,33]; [Jn20,22]; [He1,5]; [He1,16]; [He2,4]; [He2,33]; [He2,38]; [He4,8]; etcétera; [Rom5,5]; [Rom9,1]; [Rom14,17]; [Heb2,4]; [2Pe1,21]; etc., de Espíritu de Dios [Mt12,28] "ver [Lc4,18]"; [Rom8,14]; [1Cor2,11-12]; [1Cor3,16] "ver [Ef4,30]"; [Flp3,3]; [1Pe4,14]; [1Jn4,2], de Espíritu de Cristo, de Jesús, del Señor [He8,39]; [He16,7]; [Flp1,19]; [Rom8,9]; [Rom8,11] o simplemente de Espíritu, sin más [Mt4,1] par; [Jn1,32-33]; [Jn3,5-8]; [Jn7,39]; [Rom2,9]; [Rom7,6]; [Rom8,4-6]; [Rom8,9]; [Rom8,13-16]; [Rom15,30]; etc. El NT, a su vez, "atribuye" a esta persona divina una comunicación multiforme de sus dones y potencialidades a la Iglesia cristiana y a sus miembros [Jn14,26]; [Jn16,13-15]; [Jn20,22-23]; [1Jn2,27]; [He4,8]; [He6,3]; [He6,10]; [He7,55]; [He9,17]; [He11,24]; [He21,4]; [Rom5,5]; [Rom8,15-16]; [Rom8,23]; [Rom8,26]; [Gál4,6]; [1Cor2,10-12]; [1Cor12,1-11]; [1Cor14, 15]; [2Cor1,22]; [2Cor5,5]; [Ef1,13]; [Ef4,30]. Es importante que el cristiano sepa distinguir cuáles son las auténticas manifestaciones del Espíritu [1Jn4,1]; [1Cor12,1-3]; [1Cor12,7]; [1Cor12,10] y que los responsables de la comunidad no obstaculicen la acción del Espíritu [1Tes5,19].

Esposo. Esposa

Para lo referente al contenido antropológico de estos vocablos en la Biblia, ver Matrimonio. Ahora interesa subrayar el valor religioso que estos términos tienen en la Biblia en cuanto se aplican a Dios y a Israel, respectivamente. Para los profetas bíblicos la elección-alianza entre Dios e Israel comporta una unión tan íntima y profunda, que para expresarla no encuentran otra imagen mejor que la del matrimonio. Dios es el esposo siempre fiel [Is54,5-8]; [Is61,10]; [Is62,4-5]; [Jer31,2-4]; [Ez16,6-14]; [Ez16,60]; [Os2,21-22]; ver [Cant1,15]; [Cant4,1-15]; [Cant5,1]; [Cant6,4-12]; [Cant7,1-10]; [Cant8,6-7], e Israel es la esposa amada y amante [Jer2,2]; [Os2,16-18], pero con frecuencia infiel [Jer11,15]; [Ez16,15-34]; [Os2,4-7]. El amor del esposo triunfará finalmente, y Dios por medio de Jesucristo protagonizará unos nuevos esponsales con su nuevo pueblo [Mt9,15] par; [Mt25,1-13]; [Jn3,29]; [2Cor11,2]; [Ap19,7-9]; [Ap21,2]; [Ap21,9].

Eternidad. Eterno

(ver Tiempo) La eternidad es el tiempo de Dios, o mejor la carencia de tiempo en Dios. La Biblia habla de un "Dios antiquísimo" [Gén21,33] que dura por siempre y para siempre, sin principio ni fin [Éx15,18]; [Is9,6]; [Is40,28]; [Is41,4]; [Is48,12]; [Sal90,2]; [Sal90,4]; [Sal102,25-28]; [Ap1,8]; [Ap21,6]. Cosas y personas participan a veces análogamente de la eternidad de Dios [1Sam 7,12-16]; [Sal110,4]; [Lc1,32]; [Lc1,70]; [Lc16,9]; [2Cor4,18].

Eucaristía

(ver Acción de gracias) Etimológicamente significa "acción de gracias", y en este sentido se utiliza con frecuencia en al Biblia griega [Sap16,28]; [Sap18,2]; [2Mac1,11]; [2Mac12,31]; [He24,3]; [Rom16,4]; [1Cor1,14]; [1Cor14,16]; [Ef5,4]; [Col2,7]; [Col4,2]; [1Tes3,9]; [1Tim2,1]; [1Tim4,3]; [Ap7,12]; [Ap11,17]. Pero en el lenguaje posbíblico, la Iglesia cristiana ha hecho del término eucaristía la expresión técnica para referirse al gesto con el que Jesús en la última cena instituye un sacrificio de acción de gracias, a la vez anticipativo y rememorativo del sacrificio de la cruz [Mt26,26-29]; [Mc14,22-25]; [Lc22,19-20]; [1Cor11,22-25]. Jesús repite el gesto en [Lc24,30], y la primitiva comunidad se siente comprometida a hacer lo mismo, si bien en el NT lo expresa con las palabras "fracción del pan" [He2,42]; [He2,46]; [He20,7]; ver [He27,35].

Evangelio

Tiene en el AT un primer significado de cualquier buena noticia [2Sam4,10]; [2Sam18,19-20]; [2Sam18,26-27]; [Sal68,12]; [Nah2,1]. Pero tiene también, sobre todo en el Segundo Isaías, el significado religioso de buena noticia mesiánica [Is40,9]; [Is41,27]; [Is52,7]; [Is61,1]; ver [Sal40,10]; [Sal96,2]. Jesús aporta de manera definitiva esta buena noticia proclamando la llegada del reino de Dios [Mc1,14-15]; [Mc10,29]; [Mc10,10]; [Mc16,15]; [Lc4,18-20]; [Lc4,43]; [Lc8,1]; [Mt4,23]; [Mt9,35]; [Mt24,14]; [Mt26,13]; [Rom1,1]; [Rom10,16]; [Heb4,2]. En realidad, Jesús mismo es la buena noticia, el evangelio por antonomasia [Lc2,10]; [Mc1,1]; [He8,12]; [Rom1,9]; [Rom15,19]; [1Cor9,12]; [2Cor2,12]; [2Cor9,13]; [2Cor10,14]; [1Tes3,2]. Quienes anuncian la buena noticia de Cristo y de su mensaje reciben el título de evangelistas [He21,8]; [Ef4,11]; [2Tim4,5]. Esta buena noticia de la salvación y del reino de Dios en Cristo es descrita de múltiples maneras, evangelio de la gracia [He1,24], evangelio de la gloria de Dios [1Tim1,11] y de Cristo [2Cor2,4], evangelio de la paz [Ef6,15], misterio del evangelio [Ef6,19], riqueza del evangelio [Ef3,8], verdad del evangelio [Gál2,5]; [Gál2,14], esperanza del evangelio [Col1,23], fe del evangelio [Flp1,27], cadenas del evangelio [Flm13]. En cualquier caso, el cristiano tiene que entregarse incondicionalmente al anuncio del evangelio [1Cor9,16]; [1Cor9,19-23]; [Gál1,15-16]; [Ef3,7-8]; [Flm1,13]. Nunca en el NT, ni siquiera en [2Cor8,18], la palabra "evangelio" tiene el sentido de obra escrita, sentido que adquirirá a partir del siglo 11 d.C.

Éxodo

(ver Liberación) Con esta palabra, que significa "camino de salida", se evoca el acontecimiento tal vez más importante en la historia de Israel, un grupo de israelitas acaudillados por Moisés se liberan de la opresión egipcia, atraviesan la zona de marismas del mar Rojo, cruzan el desierto del Sinaí, donde concluyen un pacto con Yavé, su Dios, y llegan a Palestina, la tierra de la promesa [Éx1,1] - [Éx20,1]; [Éx32,1] - [Éx34,1]; [Núm11,1] - [Núm14,1]; [Núm33,1]; [Dt1,1] - [Dt11,1]. Este acontecimiento se convierte en tipo y prenda de toda liberación efectuada por Dios en favor de su pueblo. Primero en favor del pueblo judío [Is10,25-27]; [Jer16,14-15]; [Miq7,14-15], especialmente con ocasión del retorno del destierro babilónico, descrito como un nuevo y maravilloso "éxodo" [Is35,3-10]; [Is40,1-11]; [Is42,7-16]. Después en favor del pueblo cristiano, a través de la acción liberadora de Cristo [Jn1,29]; [Jn8,34-36]; [1Pe1,18-21], cuya vida y muerte es descrita como un éxodo hacia el Padre [Jn3,14-17]; [Jn13,1]; [1Cor5,7]; [1Cor10,1-6].

Expiación

La misma idea se expresa también con la palabra "propiciación" y ambas hacen referencia
1) el sacrificio para alcanzar el perdón y la purificación de los pecados [Lev4,3]; [Lev4,14]; [Lev4,20]; [Lev4,24]; [Lev4,31]; [Lev4,35]; [Lev16,3]; [Lev16,6]; [Lev16,11]; [Lev16,15-19]; [Lev16,32-34]; ver [Is53,10]; [Tob12,9]; [Heb5,1] el perdón mismo de los pecados [Sal130,4]; [Rom3,25]; [Heb2,17]; [1Jn2,2]; [1Jn4,10]; 3) la oración de intercesión para obtener el perdón [Éx32,30-32]; [Núm17,11-12]; [Sap18,21]; [Heb7,25].