C
Cáliz. Copa
Aparte el sentido propio de vasija [Éx25,29]; [Dan5,2-3]; [Mc14,23] par, tiene con frecuencia en la Biblia el sentido figurado de suerte o destino, bien feliz [Sal16,5]; [Sal23,5], bien calamitoso [Is51,17]; [Jer21,15]; [Ez23,32-35]; [Sal11,6]; [Sal75,9], que Dios depara tanto a individuos como a pueblos. Indica también el sufrimiento redentor de Cristo y de los cristianos [Mc10,38-39]; [Mc14,36] par; [Jn18,11].
Calumnia
Falso testimonio (sobre todo ante un tribunal), difamación, maquinaciones perversas, engaño fraudulento [Jer6,28]; [Jer9,4]; [Sal15,3]; [Sal50,19]; [Pro10,18], todo esto incluye la Biblia en el concepto de calumnia; y lo condena severamente, tanto en el Antiguo como en el NT [Éx20,16]; [Lev19,16]; [Mt15,19]; [Mc10,19] par; [1Tim3,11]; [Tit2,3].
Camino
Junto al sentido literal [Éx13,21]; [Dt1,33]; [Mt2,12], designa también la vida del hombre en su totalidad [Sal102,24], y sobre todo su comportamiento moral y religioso [1Re15,26]; [Sant1,8]. Hay dos caminos [Sal1,6]; [Mt7,13-14] el de los justos, que lleva a la vida [1Sam12,23]; [1Re8,36]; [Sal101,2]; [Sal101,6]; [Pro2,19]; [Pro6,23]; [Pro12,28]; [Is59,8]; [Lc1,79]; [1Cor12,31], y el de los impíos, que conduce a la muerte [Sal1,1], [Pro4,14], [Pro4,19]; [Pro12,28]; [Si21,10]; [Jer23,12]. Es decisivo recorrer los caminos de Dios que, aunque desconcertantes [Is55,8], son maravillosos [Sal119,1]. Como desconcertantes y maravillosos son Jesús y su mensaje, único y definitivo camino hacia Dios [Jn14,6]; [He9,2]; [He16,17]; [He18,25-26]; [He19,9]; [1Cor4,17].
Carismas
Son los dones y manifestaciones, a veces extraordinarios, del Espíritu para el bien de la comunidad. Preanunciados de alguna manera en el AT [1Re18,12]; [1Re22,28]; [Is11,2]; [Ez36,26-27]; [Jl3,1-2], la primitiva Iglesia cristiana conoce un desbordamiento de los mismos [He2,4-8]; [He4,31]; [He6,8-10]; [He8,5-7]; [He10,44-46]; [He13,1]; [He15,32]; etc. Pablo, que los posee en abundancia [1Cor2,4]; [1Cor14,18] y ofrece varias listas de los mismos [Rom12,6-8]; [1Cor12,4-11], [1Cor12,28-30]; [Ef4,4-7], [Ef4,11-13], los aprecia y valora positivamente [1Tes5,19-21], pero los relativiza y orienta al bien de la comunidad [1Cor12,1-30]; [1Cor14,1-39]. Más allá y por encima de todos los carismas está el amor [1Cor12,31].
Carne
La palabra carne, que tiene en la Biblia múltiples acepciones, designa fundamentalmente a la criatura viviente en su condición terrena y corruptible ([Gén6,17]; [Is40,5-6]; [Sal136,25]; [Si40,8]; [Mc13,20]; [Jn17,2]; [He2,17]). Es hechura de Dios, y por lo mismo básicamente buena ([Gén2,7]; [Jer1,5]; [Job10,8-11]; [Sal139,13-14]), digna de respeto, de atenciones y hasta de admiración ([Gén2,23]; [Ez36,26]; [2Mac7,22-23]; [Ef5,29]). El Hijo de Dios no ha tenido reparo en asumir la condición carnal del hombre [Jn1,14]; [Rom1,3]; [Gál4,4]; [1Tim3,16]; [Heb2,14]; [1Jn4,2] y su carne es fuente de vida [Jn6,53-56]. Pero en el NT, particularmente en san Pablo, la carne en cuanto evoca la fragilidad innata del hombre comienza a ser sinónimo de propensión al pecado y de pecado mismo ([Rom8,5-13]; [Gál5,16-21]; [Gál6,8]; ver [Jn8,15]; [1Jn2,15-16]). Por eso, para que el espíritu viva, hay que mortificar la carne en lo que tiene de oposición a Dios [Rom8,12-13]; [Gál5,24].
Castidad
Directamente se la menciona poco en el AT [Sap3,13]; [Sap4,1-2], y en más de una ocasión se trata de simple pureza legal [1Sam21,5]. Su valoración positiva se deduce claramente de la contundente condena que la Biblia pronuncia contra la lujuria [Dt22,20]; [Si9,3-6]; [Si23,17]; [Si26,9-12]; [He15,20]; [He15,29]; [Rom1,26-28]; [1Cor6,9]; [1Cor6,18]; [Gál5,19-21]; [Ef5,3-5]; [Col3,5-8]; [Ap22,15]. El NT manifiesta con más frecuencia un aprecio directo de la castidad [1Cor7,8]; [1Tes4,3-8]; [1Tim5,2]; [Tit2,5]; [2Pe3,2].
Castigo
Dios es justo y no puede dejar impune el pecado. Esto para la Biblia es un axioma [Éx34,6-7]; [Dt5,9-18]; [Núm14,18]; [Jer32,18-19]. El castigo se manifiesta, pues, en la Biblia, bien como fruto del pecado [Gén3,14-19]; [Gén6,7], [Gén6,11-13], [Gén6,17]; [Gén19,12-13], [Gén19,24-25]; [Is8,5-8]; [Ez24,1-6]; [Os13,1-15]; [Mt11,20-24] par; [Mt23,37-38] par; [Mt25,41-46]; [Rom5,12], bien como revelación de un Dios justo [Ez11,9-12]; [Ez15,7-8]; [Ez18,24-26] y celoso [Éx20,5]; [Dt 4,24]; [Lc19,41-44]. Pero Dios, al castigar, busca la conversión y la salvación del pecador [Ez11,14-20]; [Ez18,21-23], [Ez18,30-32]; [Os2,4-25]; [Os6,1-6]; [Lc15,18-24]; [1Cor5,5]; [2Cor2,6-8]; [Rom3,21-26]; [2Tim2,25]. Sólo el endurecimiento y la obstinación pueden acarrear al hombre lo que podría llamarse "autocastigo" final e irreversible [2Tes2,10-12]; [Heb10,26-31]; [Ap14,9-11]; [Ap20,14]; [Ap21,8].
Cautividad
En sentido Colectivo, la Biblia evoca como cautividad por antonomasia la deportación y permanencia del pueblo judío en Babilonia del año 598 al 538 a.C. [2Re24,8-17]; [2Re25,8-11]; [2Crón36,20-21]; [Is52,2]; [Jer13,17]; [Jer29,1]; [Sap6,1]. Egipto, que es llamado "casa de servidumbre" [Éx13,14]; [Dt7,8],y Asiria son también mencionados como lugares de cautividad, y por tanto de sufrimiento para el pueblo israelita [Is52,3-4]; [Os9,3].
En sentido particular y como sinónimo de prisión, la Biblia se refiere a una concreta situación por la que pasaron importantes personajes, tales como José [Gén39,20-23]; [Sap10,14], Jeremías [Jer20,2]; [Jer32,2]; [Jer37,11-21], Juan el Bautista [Mt14,3], Pedro [He12,1-5], Pablo [He16,23-24]; [Ef3,1]; [Ef4,1]; [Flp1,13-14]. Esta cautividad física es considerada por la Biblia, sobre todo en el NT, como símbolo expresivo de otra más grave y profunda, la del pecado [Pro5,22]; [Jn8,34]; [Rom7,14]; [Rom7,23]; [2Tim2,26], de la que Cristo nos libera [Rom7,23-25]; [Rom8,2] para hacernos, paradójicamente, "cautivos del Señor" [Rom6,12-23]; [1Cor7,22].
Celibato (ver Virginidad)
Celos
El Dios de la Biblia es un Dios celoso [Éx20,5]; [Éx34,14]; [Dt6,15], es decir, enormemente solícito por el bien de su pueblo, y por tanto intransigente con sus infidelidades [Dt4,23-24]; [Dt32,16-21]; [Jos24,19-20]; [1Re14,22]; [Sal78,56-58]. Paralelamente, los hombres de Dios tienen que sentirse arrebatados por la defensa de los derechos divinos [1Re19,14]; [1Mac2,24-27]; [Sal69,10]; [Si51,18], tienen que sentir pasión ""celos"" por el reino [Mt11,12], [Mt16,24-26]; [2Cor11,2]; [Tit2,14]; ver [Jn2,17]; [2Cor9,2]; [1Pe3,13].
Ceniza
Se utiliza en la Biblia como símbolo de lo efímero; e inconsistente [Job13,12], como reconocimiento del propio pecado y señal de penitencia [Jon3,6]; [Si40,3]; [Mt11,21]; [Lc10,13], como manifestación de dolor y de luto [2Sam13,19]; [Ez27,30], ver [Ap18,19].
Cielo
Es en primer lugar, para el hombre de la Biblia, esa realidad física, sólida, armónica e inconmovible que, juntamente con la tierra, compone el universo total [Gén1,1]; [Gén2,1]; [2Sam22,8]; [Is40,26]; [Job38,31-38]; [Mt24,35]. De ahí pasó a significar la morada de Dios [Is66,1]; [Sal2,4]; [Sal11,4]; [Sal14,2]; [Sal103,19]; [Job22,12]; [Mt5,16], [Mt5,34]; [Mt6,9]; [Mt23,22]; [Ef6,9]; [Col4,1]; [Ap11,13], de Cristo glorioso [Mc16,19]; [He3,21]; [Ef1,20]; [1Tes4,16]; [Heb8,1], de los ángeles [1Re22,19]; [Tob12,15]; [Mt18,10]; [Mt22,30]; [Gál1,8]; [Ap8,2] y de los hombres que viven para siempre en comunión de vida con Dios [Mt5,12]; [Mt6,20]; [2Cor5,1], [2Cor5,8]; [Ef2,6]; [Ap3,12]; [Ap21,1-2], [Ap21,10]. Con alguna frecuencia, en los libros tardíos del AT y en los del NT el término "cielo" sustituye al nombre sagrado e impronunciable de Dios [Dan4,23]; [Sal73,9]; [1Mac3,18]; [Mt4,17]; [Mt18,18]; [Mt21,25]; [Lc15,18].
Circuncisión
Antiguo rito consistente en cortar la membrana móvil que recubre la parte superior del miembro viril. Practicada por numerosos pueblos en conexión con la entrada en la comunidad de adultos o en el matrimonio Israel la adoptó como una de las señales básicas de su alianza con Dios [Gén17,12-14]; [Éx4,24-28]; [Lev12,3]; [Jos5,2-9]. En tiempo de la persecución seléucida constituye el signo distintivo del judío fiel [1Mac1,15], [1Mac1,61-63]; [1Mac2,46]; [2Mac6,10]. Jesucristo se somete al rito [Lc2,21], pero Pablo entiende que es un rito caduco y lucha denodadamente contra quienes querían imponerlo a los convertidos al cristianismo [He15,19-21]; [Gál2,2-3]; [Gál5,1-6]; [Gál5,12]; [Gál6,12-15]. En el nuevo pueblo de Dios lo que vale es la circuncisión del corazón por la fe y el bautismo [Rom3,28-30]; [Rom10,6-12]; [Gál5,6]; [1Cor7,18-19]; ver [Dt10,16]; [Dt30,6]; [Jer4,4]; [Jer9,24-25].
Comunicación
Es la acción de intercambiar bienes, sean espirituales o materiales. La comunicación primordial tiene lugar en el seno mismo de la divinidad, en cuanto que las tres personas divinas se comunican mutuamente todo lo que son [Mt11,27]; [Jn5,19-27]; [Jn16,13-15]. Dios Padre, a su vez, habiéndonos hecho una primera comunicación de su ser. En la creación [Gén1,27], profundiza esa comunicación entregándonos a su Hijo por amor [Jn3,16]; [Rom8,32]; [1Jn4,9-10]. De ahí que una de las notas distintivas de las nuevas comunidades cristianas (nacidas al calor de la comunicación del evangelio) [1Cor4,15]; [1Tes2,8] tenga que ser necesariamente el intercambio de bienes, tanto espirituales [Rom1,11-12]; [1Cor14,1]; [Col1,16-17] como materiales [He2,44]; [He4,32-37];
[2Cor8-9].
Comunión
Cabría decir que es el resultado existencial de la comunicación. Cuanto más intensa sea la comunicación, más profunda será la comunión. El AT conoce una comunión ritual con Dios a través del culto, y en particular de los sacrificios llamados "de comunión" [Lev3,1]; [Lev19,5-8]; [Lev22,21]; ver [Éx18,12]. Pero la manifestación más genuina de esta comunión es el hecho de la alianza [Éx23,22]; [Éx23,25]; "ver [Éx24,16-18]"; [Os2,16]; [Am3,2]. En el NT la comunión entre Dios y el hombre alcanza su plenitud en el portentoso acontecimiento de la encarnación [Jn1,14]; [Rom1,3]; [Gál4,4]. El Hijo de Dios se hace en todo semejante a los hombres [Heb2,11-18]; [Rom8,3]; [Flp2,7]. El hombre se funde con Dios a través de Cristo [Jn14,20]; [Jn17,20-24]; [1Jn1,1-3]; [1Cor1,9]; [2Cor13,13], quien para mantener y fortalecer esa alianza-comunión nos alimenta con su propio cuerpo y sangre [Jn6,56]; [1Cor11,24-25].
Conciencia
(ver Corazón) Lo que nuestras lenguas expresan con la palabra conciencia, la Biblia, especialmente el AT, lo hace frecuentemente con la palabra corazón [1Sam24,6]; [Job27,6]; [Sal17,3]; [Sal24,4]; [Sal51,19]; [Mt5,8]; [1Tim1,15]. En [Sap17,10] se habla de la conciencia como expresión del remordimiento interior, y en el NT designa a menudo el conocimiento que el hombre tiene de su comportamiento moral [Rom2,15]; [Rom9,1]; [Rom13,5]; [Rom14,5], [Rom14,22], [Rom14,23]; [1Cor13,12]; [1Cor10,25]; [2Cor1,12]; [1Tim1,5], [1Tim1,19]; [1Tim4,2]; [2Tim1,3]; [Heb10,22]; [Heb13,18].
Concupiscencia
Con esta palabra se designa casi siempre la apetencia desordenada de bienes terrenos. Está muy cercana al concepto de codicia [Éx20,17]; [Jos7,21]; [Pro6,25]; [Mt5,28]; [Mc4,19]; [Rom7,7-8]; [1Cor10,6]; [Gál5,16]; [Col3,5]; [1Tim6,9-10]; [2Tim2,22]; [Tit2,12]; [1Pe1,14]; [1Pe4,3]; [2Pe1,4]; [Sant1,14]; [1Jn2,16-17], y por lo mismo es objeto de condena por parte de Dios. Pero también tiene, sobre todo en san Pablo, el significado de simple inclinación al mal [Rom1,24]; [Rom6,12]; [Gál5,24]; [Ef2,3]; [Ef4,22], que de suyo no constituye pecado. Incluso a veces tiene el significado de un deseo ardiente de algo indiferente o bueno [Gén31,1]; [Gén30,1]; [Dt12,20-21]; [Is58,2]; [Lc22,30]; [Flp1,23]; [1Tes2,17]; [Ap18,14].
Confesión
Tiene en la Biblia dos principales significados a) Proclamación de la fe en Dios, especialmente en Dios misericordioso [Sal40,10]; [Sal95,5-6]; [Sal104,1]; [Sal105,1] y en Jesucristo [Mt16,16]; [Rom10,9-10]; [1Tim6,12]; [1Jn2,23]. b) Reconocimiento y manifestación de los propios pecados, bien como individuo [Lev16,21]; [Núm5,7]; [Jos7,19]; [Pro28,13]; [Si4,26]; [Sant5,16]; [1Jn1,9]; ver [Lc5,8]; [Lc15,21], bien como colectividad [Esd9,6-15]; [Bar1,15-22]; [Dan9,4-16]; [Sal106,1]; [Mc1,5] par.
Confianza
El hombre es débil y está amenazado de peligros por todas partes. Necesita fiarse de alguien y apoyarse en él. Con frecuencia busca apoos que resultan vanos: los ídolos [Is59,4]; [Jer13,25], la riqueza [Pro11,28]; [Sal49,7-8], la fuerza opresora [Sal62,11], los poderosos de la tierra [Sal118,8-9]; [Sal146,3]. Pero sólo Dios es de fiar [Jer17,7]; [Sal40,5]. Jesús confía totalmente en el Padre [Jn11,41-42]; [Jn16,23-24]; [Jn17,1]; [Mc14,36] par e invita a los suyos a esa misma confianza inquebrantable [Mt6,25-34]; [Lc7,50]; [Lc11,9-13]; [Lc18,13-17] "ver [He20,32]"; [1Cor1,6-9]; [Heb3,6], [Heb3,14]; [Heb4,16]; etc.
Conocer
En el lenguaje bíblico, conocer es tener experiencia concreta de una cosa. En este sentido se conoce el bien y el mal [Gén2,9], [Gén2,17]; [Gén3,5], la guerra [Jue3,1], la paz [Is59,8], el sufrimiento [Is53,3], el pecado [Sap3,13]. Si se trata de personas, la palabra expresa tanto la solidaridad familiar [Dt33,9] como las mismas relaciones conyugales [Gén4,1]; [Gén4,17]; [Gén4,25]; [Mt1,25]; [Lc1,34].
Conocimiento de Dios
En continuidad con lo dicho, el término "conocer", aplicado a las relaciones entre Dios y el hombre, implica una íntima relación existencial y vital. Dios conoce al hombre haciéndole partícipe de sus beneficios, comunicándole su amor y su vida [Gén18,19]; [Éx33,17]; [Jer1,5]; [Am3,2]; [Rom8,29]; [1Cor13,12]. A su vez, el hombre conoce a Dios reconociendo de manera práctica su poder y sus intervenciones salvíficas. Viene, pues, a identificarse con la fe, la obediencia, la fidelidad, el temor y el amor [Dt11,2]; [Is11,9]; [Is41,20]; [Os11,3]; [Miq6,5]; [Jn6,69]; [Jn16,30]; [Rom2,18]; [1Cor8,1-3]; [Ef1,17]; [Tit1,16];[1Jn2,3-5]. De ahí la relación entre conocimiento de Dios y la promesa de un corazón nuevo [Dt29,3]; [Jer31,31-34]; [Ez37,13]. Al pleno conocimiento de Dios se llega conociendo "es decir, creyendo y amando" a Jesús [Jn8,19]; [Jn14,7]; [Jn17,3]; [1Jn2,13-14]; [1Jn5,20].
Consagración
Especial dedicación de una persona o una cosa a Dios [Éx13,2]; [Éx13,12]; [Éx29,21]; [Éx29,33-37]; [Éx29,43-44]; [Lev8,10-15]; [Lev8,30]. En particular, son objeto de consagración los sacerdotes [Éx28,41]; [Éx29,1]; [Éx29,44]; [Éx30,30]; [Éx40,13]; [Lev8,12]; [Lev10,7]; [1Re13,33], los reyes [1Sam10,1]; [1Sam16,13]; [1Re1,39]; [2Re9,6]; [2Re11,12], a veces incluso los reyes paganos en cuanto ejecutores de los designios de Dios [Is45,1], y también los profetas [1Re19,16]; [Is61,1]. A excepción de los profetas, la consagración de una persona va generalmente acompañada del rito de la unción con aceite. El ungido y consagrado por antonomasia es el Mesías [Sal2,2]; [Sal2,6], título y realidad que el NT recaba para Jesucristo [Lc2,11]; [He2,36]; [He10,38]; ver [Lc4,17-18], que concentra en su persona de forma definitiva los poderes sacerdotales, reales y proféticos. En cuanto partícipe de estos poderes, todo cristiano es un consagrado [2Cor1,21]; [Ef1,13]; [Ef4,30]; [1Jn2,20]; [1Jn2,27]; ver [Mt28,19].
Consolación
La Biblia asigna a Dios el papel de consolador. Frente a tanto dolor y tanta tristeza, el consuelo humano es con frecuencia insuficiente [Gén37,35]; [Is22,4]; [Job16,2]; [Job21,34]; [Jer31,15], ver [Mt2,18]. Sólo Dios es el verdadero consolador [Is40,1]; [Is49,13]; [Jer31,13]; [Si48,24]; y lo hace con la solicitud de un pastor [Is40,11], [Sal23,4], con el amor de un padre [Éx4,22]; [Jer3,19]; [Jer31,9]; [Jer31,20]; [Os11,1-4], con el ardor de un prometido [Is54,4-8]; [Is62,4-5]; [Jer2,2-3]; [Os2,16-19], con la ternura de una madre [Is49,14-16]; [Is66,11-13]. El Dios consolador se hace visible en Jesús de Nazaret [Mt5,5]; [Mt9,2]; [Mt9,22]; [Mt11,5]; [Mt11,28]; ver [Lc4,18-21], quien mediante el Espíritu [Jn14,16-18] sigue consolando a la Iglesia [He9,31]; [2Cor1,3-7]; [Flp2,1]; [1Tes4,18].
Conversión
Es el retorno a Dios, cuya alianza ha sido traicionada por el individuo o la comunidad [Is31,6-7]; [Is55,7]; [Ez14,6]; [Si25,26]. Retorno que supone un cambio, tanto de mentalidad como de conducta práctica, y que por tanto no ha de ser simplemente exterior y ritualista, sino interior y real [Is1,10-20]; [Ez18,30-32]; [Am5,4-6]; [Am5,15-17]; [Am5,21-23]; [Os6,1-6]; [Sof2,3]; [Sof3,12-13]. En esta misma línea se sitúa la llamada urgente de Juan el Bautista [Mt3,1-12] par y de Jesús [Mt4,17]; [Mc1,15]; [Lc13,5] a la conversión. Es del todo necesaria para entrar en el reino [Mt18,3]; y aunque Jesús se manifiesta tremendamente serio contra quienes se obstinan en no convertirse [Mt11,20-24], proclama también la alegría del Padre y la suya propia cuando el pecador se convierte [Mt9,10-13]; [Lc7,36-50]; [Lc15,4-32].
Corazón
En sentido físico la Biblia menciona raras veces el corazón ver [2Sam18,14]; [2Re9,24]. En sentido figurado lo hace con mucha frecuencia y tiene resonancias mucho más amplias que en nuestras lenguas occidentales. El corazón del hombre designa toda su personalidad consciente, inteligente y libre. Pensamientos [Dan2,20]; [Pro10,8]; [Mc2,6-8]; [Lc3,15], intenciones, proyectos y deseos [1Re8,17]; [2Crón22,1-9]; [Is10,7]; [Jer23,20]; [Lc21,14], emociones y sentimientos [Núm15,30]; [Dt15,10]; [Dt20,2]; [Dt28,47]; [2Sam7,27]; [Is65,14]; [Sal16,9]; [Lc24,32]; [Jn16,6]; [Jn16,22]; [Rom1,24]; [2Cor2,4], la entera realidad humana [Dt4,29]; [Dt6,5]; [1Sam7,3]; [Jer5,23]; [Jer7,24]; [Jer18,12]; [Sal51,1]; [Sal51,2]; [Sal51,19]; [Mt11,29]; [Mt22,37]; [Lc8,15], sobre todo en su más profunda intimidad [1Sam16,7]; [Jer17,10]; [Mt5,8]; [Heb4,12], se expresa con la palabra corazón. No debe extrañar, por tanto, que el NT haga también referencia al corazón como asiento de la nueva vida en Cristo y en el Espíritu [2Cor1,22]; [Gál4,6]; [Ef1,18]; [Ef3,17]; [2Pe1,19].
Creación
Todas las cosas "tanto el universo material como el hombre" tienen su origen en Dios [Gén1,1-2]; [Gén1,7]; [Gén14,19]; [Gén14,22]; [Job38,1] - [Job39,1]; [Sal8,4-7]; [Sal19,2]; [Sal104]; [Is37,16]; [Sap13,1-5]; [He14,15]; [He17,24-28]; [Rom1,25]; [Rom11,35]; [Ap4,11], que lo ha hecho todo bien [Gén1,4]; [Gén1,10]; [Gén1,12]; [Gén1,18]; [Gén1,21]; [Gén1,25]; [Gén1,31]; [1Tim4,4] a partir de la nada [2Mac7,28]. Pero es de advertir que la Biblia llega al Dios creador a través del Dios que elige, salva y libera a su pueblo [Is42,5-9]; [Is43,1-12]; [Is44,24-27]; [Is45,18-19]; [Is48,12-15]; [Is51,4-13]. Sólo Dios tiene poder para crear [Jer10,6-16], y lo hace con potencia y sabiduría inigualables [Is40,21-26]; [Am4,3]; [Am5,8-9]; [Am9,5-6]; [Sal104,24]; [Pro3,19-20]; [Pro8,22-31]. Dios crea y conserva las cosas creadas con amor [Sap11,24-26]. El NT presenta a Dios creando a través de Cristo [Jn1,13]; [Col1,15-17]; [Heb1,2-3]; [1Cor8,6], y hace también a Cristo artífice de una nueva creación que afecta al hombre [Rom6,3-11]; [2Cor5,17]; [Gál6,15]; [Col3,9-10] y al universo [2Cor5,18-19]; [Col1,19-20]; [2Pe3,13]; [Ap21,1-5].
Crecimiento
La Biblia habla de un crecimiento físico del hombre y de la naturaleza, que vincula a la bendición divina [Gén1,22]; [Gén1,28]; [Gén8,17]; [Gén9,7]; [Gén17,6]; [Gén35,11]; [Lev26,9]; [Ez36,10-12]; [Sal144,12]; [Lc2,40]; [Lc2,45]. Pero sobre todo evoca el crecimiento de la alianza y del reino [Dt30,50]; [Jer3,16]; [Ez36,10]; [Mc4,26-32]; [He5,14]; [He6,7]; [He11,24]; [He16,5]. El verdadero crecimiento se verifica, pues, en el interior del hombre cuando crece en la fe [2Cor10,15]; [Flp1,25], en el conocimiento de Dios y de Cristo [Col1,10]; [Col2,19]; [Flp1,9]; [2Pe3,18], en amor eficaz [2Cor9,10]; [Flp1,9]; [1Tes3,12]; [2Tes1,3]. En cualquier caso, la fuente y la meta de todo conocimiento cristiano es Cristo [Ef2,20-22]; [Ef 4,12-16], [1Cor3,10-11]; [Col2,19].
Cristiano
Es el nombre con que ya en el NT se conoce a los seguidores de Jesús. Estos, que entre sí se daban el nombre de hermanos, en Antioquía de (Siria comienzan a ser llamados "cristianos" [He11,26]. Otras veces aparece el término en el NT) en [He26,28], como grupo religioso opuesto a los judíos; y en [1Pe4,16], designando a quien se comporta según las enseñanzas de Cristo.
Cruz. Crucifixión
En el AT y en toda la cultura religiosa antigua la cruz es simple lugar de suplicio, sin ninguna connotación salvífica [Gén40,19]; [Dt21,23]; ver [Gál3,13]. Pero Dios elige la cruz para que su Hijo Jesucristo muera en ella [Mc15,13-15]; [Mc15,24-37]; [Mt27,26]; [Mt27,31-50]; [Lc23,21-23]; [Lc23,26]; [Lc23,46]; [Jn19,15-30] y mediante su muerte en cruz salve al mundo [Ef2,16]; [Col1,20]; [Flp2,8]; [Heb12,2]; [1Pe2,24]. A partir de este misterioso designio de Dios [1Cor1,23] la cruz, en su sentido físico cuando lo requieran las circunstancias, y siempre en sentido espiritual, se ha convertido en camino inesquivable para alcanzar la salvación [Mc8,34]; [Mt16,24]; [Lc9,22]; [Gál2,19]; [Gál3,1]; [Gál6,14]; [Flp3,12]; ver [1Cor2,2]. Pero nunca, en la perspectiva del NT, la cruz es meta, siempre es camino hacia la vida y tránsito hacia la gloria [Mc8,31] par; [Jn3,14]; [Jn8,28]; [Jn12,32]; [Jn19,34]; [Jn19,37]; [He2,23]; [He2,32]; [He3,15]; [He5,30-31]; ver [Ap22,2]; [Ap22,14]; [Ap22,19].
Cuerpo
(ver Carne). Es la expresión tangible de la persona, y en el AT identifica casi totalmente con "carne". En el NT, en cambio, se observa cierta; diferencia (el mismo vocablo griego es distinto). El concepto "cuerpo" propiamente tal sólo llega a adquirir un sentido peyorativo cuando se deja esclavizar por la "carne" y el pecado [Rom6,6]; [Rom7,24]; [Rom8,13]; [Flp3,21]; [Col2,11]. Pero de suyo el cuerpo es digno de estima en cuanto portador de la muerte y la vida de Cristo [2Cor4,10-12]; templo del Espíritu Santo [1Cor6,13-19] e instrumento de gloria y alabanza a Dios [Rom12,1]; [1Cor6,20]. Por lo mismo, su destino definitivo no es la corrupción, sino la resurrección [Rom8,23]; [1Cor15,35-50]; [Flp3,21].
Cuerpo de Cristo
Tiene en el NT diferentes sentidos: a) Cuerpo individual y físico de Cristo, que es verdadero cuerpo humano [Jn1,14]; [Jn4,6-7]; [Rom1,3]; [Rom9,5]; [Heb2,11-17]; [1Jn4,2]; [2Jn7,1] que sometido al sufrimiento y a la muerte nos reconcilia con el Padre [Mt. 26,12]; [Mt27,27-60]; [Jn19,28-40]; [Col1,22]; [1Cor5,7]; [Heb10,5-10]; [1Pe2,24], que es finalmente glorificado [Lc24,39]; [Jn20,19-27]; [1Cor15,44]; [Flp3,21]. b) Cuerpo de Cristo presente en la eucaristía [Mt26,26] par; [1Cor11,24-29]; ver [Jn6,53-58]. c) Cuerpo total o místico de Cristo, constituido por todos los creyentes, que por el bautismo [1Cor12,12-13] quedan injertados en Cristo cabeza [Rom8,29]; [1Cor10,16-17]; [1Cor12,27]; [Ef1,4-11]. En esta tercera acepción el cuerpo de Cristo, sobre todo con la terminología de san Pablo, se identifica con la Iglesia [Ef1,22-23]; [Ef2,16]; [Ef5,23-27]; [Ef5,32]; [Col1,18]; [Col1,24]; [Col2,19].
Culpa (ver Pecado)
Culto
El hombre debe reconocer a Dios como único creador y señor y manifestarlo externamente. En esto consiste el culto [Gén4,34]; [Gén8,20-21]; [Gén12,7-8]. El sacrificio, el altar, el templo y sus servidores juegan, sin duda, un papel importante en cuanto al modo y lugar de rendir culto a Dios [Éx5,3]; [Éx27,1-8]; [Éx27,29]; [Éx30,1-10]; [Lev1-7]; [Dt12,1-28]; [1Crón21,1] - [1Crón29,1]; [2Crón1,1] - [2Crón8,1]; [2Re23,1-15]. Pero a Dios no le agrada cualquier culto. Ni todos los sacrificios le satisfacen [Gén22,12]; [Lev20,2-6]; [2Re16,3-4]; [Is1,10-14]; [Jer7,21-23]; [Am5,4-6]; [Am5,21-27], ni el templo es un lugar mágico que asegure el auténtico culto [Jer7,1-15], ni los sacerdotes le rinden siempre un culto agradable [Mal1,1] - [Mal2,1]. Ya el AT anuncia un culto nuevo, menos ritualista y más interior [Jer31,31]; [Ez36,25-28]; [Ez37,26-28]; [Mal3,14]; pero es Jesús quien, sin rechazar los valores del culto tradicional [Lc2,22-38]; [Lc2,41]; [Mc14,19]; [Jn2,13]; [Jn10,22]; [Jn18,20], precisa en qué ha de consistir lo esencial del culto en la nueva ley [Mt5,23-24]; [Mt23,16-26]; [Jn4,20-24].