Hambre y sed
La Biblia habla del hambre y de la sed como máximos indicadores de una situación de sufrimiento y de infelicidad [Gén12,10]; [Gén21,15-16]; [Gén26,1]; [Gén41,53-56]; [Núm20,1-5]; [Rut1,1-2]; [2Re6,24-29]; [Jer19,9]; [Ez5,10]; [Lc16,24]. De ahí a el sagrado deber de ayudar al hermano se signifique básicamente con el gesto de dar pan y agua [Gén24,43-46]; [Tob4,16]; [Is58,7]; [Is58,10]; [Ez18,16]; [Pro25,21]; [Mt10,42]; [Mt25,35]; [Mt25,42]. De ahí también que el hambre y la sed simbolicen muy apropiadamente la absoluta necesidad que el hombre tiene de Dios [Is55,1]; [Jer2,13]; [Am8,11]; [Sal42,2-3]. Por lo demás, sólo Dios puede y quiere saciar ese hambre y apagar esa sed [Is25,6]; [Sal81,11]; [Mt4,4]; [Mt5,6]; [Jn4,10-14]; [Jn6,31-35]; [Jn6,51].
Herencia
En la cultura semita la herencia remite sobre todo a la tierra que el padre transmite a los hijos o parientes más cercanos, y que no puede ser enajenada [Núm27,1-11]; [1Re21,3-4]. En sentido religioso, la noción de herencia está estrechamente ligada a la de alianza, y remite a la promesa que Dios ha hecho a su pueblo de darle una tierra "que mana leche y miel" [Éx15,17]; [Dt4,21]; [Jos14,9]; ver [He7,5]. Con el paso del tiempo, el horizonte de esta promesa se amplía hasta significar los bienes celestiales que tiene reservados a quienes le aman [Mt5,5]; [Mt19,21]; [Mt25,34]; [Mc10,17]; [He20,32]; [Rom8,17]; [Gál3,18]; [Ef1,14]; [Ef1,18]; [Ef5,5]; [1Pe1,4]; [Heb9,15].
Hermano
Se denominan así en la Biblia los hijos del misrno padre [Gén4,2]; [Gén4,8-10]; [Gén24,29]; [Gén27,6]; [Gén35,41-45], aunque la madre sea distinta [Gén20,2-5]; [Gén20,12-16]; [Gén37,2]; [Gén37,12-27], pero también los parientes más cercanos.[Gén13,8]; [Gén14,14] "ver [Gén12,27]"; [Job42,11]. Este último sentido tiene el término en el NT refiriéndose a los primos hermanos de Jesús [Mc3,31-32]; [Mc6,3]; [Mt13,55-56]; [Jn2,12]; [He1,14]; [1Cor9,5]. En sentido amplio son hermanos los pertenecientes a la misma tribu, pueblo o raza [Éx2,11]; [Éx4,18]; [Jue14,3]; [Is66,20]; [Jer3,7-8]; [Ez16,46]; [Os2,3]; [He1,23]. En el NT es la palabra predilecta para designar a los discípulos de Jesús [Mt5,22-24]; [Mt12,49]; [Mt23,8]; [He1,15]; [He1,16]; [He9,30]; [He10,23], [Rom1,13]; [Rom8,29], [2Cor8,18]; [2Cor8,22-23]; [1Jn2,9]; [1Jn2,11]; [1Jn3,10-17]; [1Jn4,20-21].
Hijo de Dios
Con esta expresión el AT designa al pueblo de Israel en cuanto elegido, amado y protegido por Dios [Éx4,22-23]; [Dt1,31]; [Jer31,9]; [Os11,1]; [Sap18,13]. También el rey davídico, en cuanto representa a todo el pueblo, recibe el mismo título [2Sam7,14]; [1Crón17,13]; [Sal2,7]; [Sal89,27]. Pero en el sentido fuerte del término, como Hijo unigénito de Dios Padre, con quien comparte la naturaleza y la dignidad divina, se aplica exclusivamente a Jesucristo, bien explícitamente, bien de forma equivalente [Mc1,1]; [Mc1,11]; [Mc3,11]; [Mc5,7]; [Mc9,7]; [Mc14,61-62] par; [Mc15,39]; [Mt3,17] par; [Mt4,3]; [Mt4,5] par; [Mt8,29]; [Mt14,33]; [Mt16,16]; [Mt26,63]; [Mt27,43]; [Mt27,54]; [Lc1,32]; [Lc1,35]; [Jn1,34]; [Jn1,49]; [Jn3,18]; [Jn5,25]; [Jn10,36]; [Jn11,4]; [Jn11,27]; [Jn17,1]; [Jn19,7]; [He9,20]; [Rom1,3]; [Rom1,9]; [Rom5,10]; [Rom8,3]; [Rom8,29]; [Rom8,32]; [1Cor1,9]; [2Cor1,19]; [Gál1,16]; [Ef4,13]; [Col1,13]; [1Tes1,10], [Heb4,14]; [2Pe1,17]; [1Jn1,3]; [1Jn1,7]; [1Jn3,8]; [1Jn3,23]; [1Jn4,9-15]; [Ap2,18].
Hijos de Dios
En el AT son llamados así, sin duda entendiendo la expresión en sentido atenuado y metafórico, en primer lugar los ángeles [Dt32,8]; [Job1,6]; [Job2,1]; [Sal29,1]; [Sal89,7], pero también los miembros dei pueblo elegido [Dt14,1]; [Is1,2]; [Is30,1]; [Is30,9]; [Jer3,14]; [Os2,1]; ver [Gén6,2], sobre todo los justos perseguidos [Sap2,13-18]. En el NT todos los hombres están llamados a reproducir en sí mismos la imagen del Hijo único Jesucristo [Rom8,29], y por lo mismo cuantos la reproducen son constituidos hijos de Dios por el Espiritu en un sentido mucho más fuerte que el significado en el AT [Jn1,12]; [Rom8,14-17]; [Gál3,26]; [Gál4,5-7]; [Ef1,5]; [1Jn3,12]; ver [1Pe1,3]; [1Pe2,2]; [2Pe1,4]. Puede hablarse así de un nuevo nacimiento [Jn3,3]; [Jn3,5]; [Tit3,5], de un hombre nuevo [2Cor5,17]; [Gál6,15], que vive una vida nueva [Rom6,4] y que es tratado por Dios como hijo, incluso cuando le corrige [Heb12,5-12].
Hijo del hombre
Se trata de una expresión semita que designa, en principio, un miembro de la comunidad humana, sobre todo en cuanto ser débil y mortal [Is51,12]; [Ez2,1]; [Ez2,3]; [Ez2,8]; [Ez3,1]; [Ez3,4]; [Ez3,10]; etc. [Job25,6]; [Sap8,5]; [Sap11,4]; [Sap14,2]; [Sap31,20]; etc.; ver [Pro8,31]. Pero en el libro de Daniel, el hijo del hombre se convierte en una figura simbólica [Dan7,13], que representa "al pueblo de los santos del Altísimo" [Dan7,18]; [Dan7,22]; [Dan7,27] en su gloria final. Lo cual no es obstáculo para que el pueblo se concentre en su jefe, y la expresión Hijo del hombre adquiera un valor estrictamente individual, glorioso y transcendente. Es el que tiene en la literatura del judaísmo intertestamentario "sobre todo en los libros apócrifos de Henoc" y en los evangelios, donde aparece unas setenta veces, siempre en boca de Jesús. Es el título preferido de Jesús, tal vez porque sintetizaba el misterio de su personalidad, a la vez humana y divina. Unas veces subraya su condición y poder sobrehumanos [Mt9,6] par; [Mt12,8] par; [Mt13,37]; [Jn1,51]; [Jn3,13]; [Jn5,27]; [Jn6,62], otras ayuda a destacar el momento cumbre de su pasión y resurrección [Mc8,31] par; [Mc9,31] par; [Mc10,33-34] par; [Mt17,9]; [Mt17,22]; [Mt26,2]; [Mt26,24-45]; [Jn3,14]; [Jn12,23]; [Jn12,34]; [Jn13,31-32]; otras alude al momento de su venida gloriosa al final de los tiempos o "parusía" [Mc8,38]; [Mc13,26]; [Mt10,23]; [Mt16,27]; [Mt19,28]; [Mt24,30]; [Mt25,31]; [Mt26,64] par, y otras, en fin, Jesús se refiere a sí mismo sin más [Mt8,20]; [Mt11,19]; [Mt16,13]; [Jn6,27]; [Jn6,53]; [Jn9,35].
Hombre
En los primeros capítulos del Génesis se emplea con alguna. frecuencia el término "hombre" como sinónimo de varón [Gén2,21-25]; [Gén3,8-21]; [Gén4,1]; ver [Mt19,5]; [Mt19,10]; [Ef5,31]. El NT conserva algún ejemplo de este uso [Mt26,72-74]; [Mc14,71]; [Jn8,17]; [Jn16,21]; [Jn18,29]; [Jn19,5]; [He5,38]. Pero con este término la Biblia designa sobre todo la entera realidad "material, espiritual y social" del ser vivo creado por Dios a su imagen [Gén1,26-27]; [Gén5,2]; [Gén9,6]; [Sal8,1]; [Sap2,23]; [Si17,1-3]; ver [He17,26]. Con la irrupción del pecado [Gén3,6-7] la imagen querida por Dios queda destruida, o al menos gravemente deteriorada, en su dimensión espiritual y moral [Gén3,10-11] y hace su aparición lo que san Pablo llama "el hombre viejo" [Rom6,6]; [Ef4,22]; [Col3,9] o "primer Adán", terreno y corruptible [1Cor15,44-46]. Este hombre viejo debe dar paso al "hombre nuevo", el Adán escatológico, que es ante todo Cristo en persona [Ef2,15], pero también cuantos incorporando la imagen de Cristo recuperan la imagen de Dios y se convierten en hombres nuevos, en nuevas criaturas ([Rom8,29]; [1Cor15,49]; [2Cor3,18]; [2Cor4,4]; [2Cor5,17]; [Gál6,15]; [Col3,9-10]; [Ef4,22-24])
Hora
Tiene el sentido cronológico de período de tiempo [Mt20,12]; [Mt26,40]; [Mt27,45]; [Jn11,9]; [He19,34]; ver [2Cor7,8]; [Ap17,12] o de instante preciso en que sucede una cosa [Mt8,13]; [Mt9,22]; [Mt10,19]; [Lc2,38]; [Jn1,39]; [Jn4,52]; [He2,15]; [1Cor4,11]; [1Cor15,30]; [Ap3,3]. A veces designa figuradamente el suceso mismo [Jn16,21]; [Ap3,10] o la oportunidad de la acción [Lc22,53]; [Jn16,4]; [Rom13,11]. Pero sobre todo san Juan utiliza el término en sentido religioso para referirse: 1) a la muerte y resurrección de Jesucristo y a su retorno al Padre [Jn2,4]; [Jn7,30]; [Jn7,44]; [Jn8,20]; [Jn12,23]; [Jn12,27]; [Jn13,1]; [Jn16,25]; [Jn16,32]; [Jn17,1]; ver [Jn19,27]; 2) a los tiempos últimos o escatológicos [Jn4,21]; [Jn5,25-28]; [Jn16,2]; [1Jn2,18]; [Ap14,7]; [Ap14,15].
Hospitalidad
Virtud muy apreciada y practicada en el mundo semita, al que pertenece el AT [Gén18,1-8]; [Gén19,8]; [Gén24,29-32]; [Jue19,1-10]; [2Re4,8-10]; [Is58,7]; [Job31,32]. Dios mismo es presentado dando hospitalidad al pueblo [Lev25,23] y a sus servidores [Sal15,1]; [Sal23,5]. También el NT la aprecia y recomienda, identificando al huésped necesitado con el propio Jesús [Mt25,35-40]; [Lc14,13]; ver [He13,3]. San Pablo la inculca a todos los cristianos [Rom12,13]; ver [1Pe4,9], pero sobre todo a los dirigentes de la comunidad [1Tim3,2]; [Tit1,8].