Moisés entrega la Ley de nuevo antes de que el pueblo entre en la tierra prometida
Deuteronomio es el título por el que es conocido comúnmente el quinto libro del Pentateuco. El nombre procede de la versión griega de los Setenta, que en Dt 17,18 en lugar de traducir “que haga escribir (el rey), para uso suyo, en un libro una copia de esta Ley”, tradujeron e intercalaron: “… esta segunda Ley” (to deuteronómion toúto). Este título resulta adecuado, ya que el libro comprende un segundo conjunto legislativo, que contiene, con diferencias más o menos grandes según los casos, un cuerpo de leyes semejante al contenido en el libro del Éxodo (y, a veces, en el Levítico).
En el judaísmo, este libro es designado por sus primeros vocablos: ‘Elleh ha‑debarim (“Éstas son las Palabras”), o más sencillamente Debarim (“Palabras“).
Estructura y contenido:
El libro comienza donde nos había dejado Números: a las puertas de la tierra prometida, en las campiñas de Moab, en la zona nororiental del Mar Muerto.
1. Introducción histórica (1:1‑5).
Allí, Moisés está instruyendo al pueblo, en unos discursos de despedida o testamento, la conducta que deberán seguir siempre. Para ello, rememora los principales sucesos ocurridos durante el éxodo y les insta a que observen la Ley fundamental de la Alianza o “Decálogo”; les dirige algunos discursos exhortativos; efectúa la renovación de la Alianza; les propone algunas leyes, pronuncia diversos cánticos, y completa sus discursos de despedida con un largo cántico y algunas bendiciones. Todo ello parece ocurrir en el relato durante un período muy corto, aproximadamente en un mes.
Así pues, en su forma actual el Deuteronomio se presenta como un complejo de discursos de despedida de Moisés antes de su muerte, en los que expone su testamento al pueblo que ha guiado por el desierto y que se encuentra a las puertas de la tierra prometida. Según esta disposición, útil desde el punto de vista descriptivo, podríamos dividir el Deuteronomio de la siguiente manera:
2. Primer Discurso de Moisés (1:6‑4:43). Tiene también carácter de introducción histórica larga: recuerdo de los episodios del éxodo, desde la gran teofanía del Horeb (Sinaí) hasta llegar a los campos de Moab, donde se encuentran. Sirve para exhortar al agradecimiento de Dios por las hazañas grandiosas realizadas en favor del pueblo.
3. Segundo discurso de Moisés (4:44‑28:68). Es la parte fundamental del libro. Entre otros temas, los más importantes son: el Decálogo moral; la Shemá; el Código Deuteronómico o Alianza en Moab (caps. 12‑25), que es una recopilación extensa de varios conjuntos legales y morales; y finalmente los Discursos de conclusión.
4. Tercer Discurso de Moisés (29:1‑30:20): reitera las exhortaciones a ser fieles a la Alianza.
5. Conclusión histórica (31:1‑34:12): contiene la elección de Josué como sucesor de Moisés; el célebre Cántico de Moisés; las Bendiciones de Moisés, y, finalmente, la muerte del gran liberador y legislador de Israel.
El núcleo primitivo del Deuteronomio parece que era un código análogo a los códigos legales del antiguo oriente. Posteriormente, con algunos añadidos tomó una forma parecida a la de los pactos de vasallaje, y sólo finalmente adquirió su forma actual.
La composición del libro del Deuteronomio. El libro del Deuteronomio se encuentra en una encrucijada. De una parte, puede interpretarse como el cierre del Pentateuco, en el que se recuerdan los principales acontecimientos narrados en grandes discursos antes de entrar en la tierra prometida, como disponiéndose para dar este gran paso en la historia del pueblo elegido. De otra parte es el pórtico de la historia deuteronomista, en el que se exponen los principales conceptos teológicos que configuran los libros que vienen a continuación en el canon: Josué, Jueces, Samuel y Reyes. Actualmente, a la luz de los estudios de crítica textual, parece que ésta segunda era su posición original cuando fue redactado. Solo posteriormente fue desgajado de ese conjunto histórico para ser puesto como colofón de la Ley, sufriendo unos retoques mínimos para adaptarlo a esa función.
Sentido teológico general del Deuteronomio. Un Dios: unicidad y unidad íntima, que reclama un amor indiviso. Un santuario: el Templo de Jerusalén . Un pueblo: unido y sin divisiones. Una tierra, que es don de Dios. Una ley, expresión de la voluntad de Dios.